CARTA ABIERTA

“PERDÓN”,…SEÑOR GOBERNADOR:
(Carta abierta al Mandatario de la Provincia)

Disculpe Señor Gobernador. Sé que por estas horas debe andar atareado y mucho, como cada uno de los que hacemos política en esta Provincia, tratando de contar nuestras propuestas y de acercarles soluciones a todos los que habitan este suelo. Pero aun sabiendo de sus múltiples actividades, le pido unos minutos para que al menos pueda leer estas líneas y, si así lo entiende, considerarlas. Muchos le estaremos agradecidos.
Si bien tenemos miradas opuestas de cómo deben hacerse las cosas en Nuestra Corrientes (que es tan suya como mía y de cada nacido en el Taragüí), hay puntos en los cuales deberíamos coincidir sin siquiera analizarlo. Aquellos que hablan de proyección, futuro y vida digna. Esos que resaltan las oportunidades laborales, de las que hoy carecemos. También la salud, la educación, la seguridad, la disminución de la pobreza y la lucha contra índices de mortalidad infantil que preocupan.
Qué nos pasó para ir convirtiéndonos en algo que jamás fuimos, no tengo idea.
O la tengo, pero prefiero no detenerme en ello, porque seguramente sí hablo de responsabilidades de unos y otros, vamos a confrontar y eso es los QUE no deseo.
Es que, más allá de todo esto que acabo de enumerar, hoy veo que pasa algo todavía peor y más profundo: perdimos el interés y el respeto por el otro.
La vida del de al lado no importa nada en comparación con la propia y eso no está nada bien.
Máxime, si es este presente el ejemplo que les estamos dejando a nuestros hijos y nietos.
La grieta famosa, también surge del desprecio y el maltrato. Y del abuso de autoridad.
Quizás esté equivocado Señor, pero creo que los que fuimos elegidos tenemos dos obligaciones: la primera es la de gobernar y legislar para todos, sin distinciones ni conveniencias. La segunda es la de dar el ejemplo, sabiendo los que estamos ahí para cumplir con quiénes nos llevaron a ese lugar. Y no para creer que somos los dueños de una verdad inexistente.
A veces el poder puede cegarnos y hacernos decir o hacer cualquier cosa. Y aunque no quiera verlo, no somos pocos los que creemos que lamentablemente Usted también cayó en la trampa. Lo demuestra cada vez que actúa en contra de quiénes no comparten sus decisiones. O cuando no toma “el toro por las astas” en temas que son profundos y dañan el orden institucional. O, como ocurrió más de una vez, cuando destrata a algún ciudadano con expresiones poco felices y bravuconadas que no corresponden (recordemos nomás la anécdota con aquel periodista a quien Usted lo dejó mal parado, delante de un ministro de la nación, de sus colegas y de tantos que vimos lo que hubiésemos preferido no ver).
Ciertos manejos, aunque no lo comparta, están fuera de lugar, créame. Le gente que a Usted lo respeta y hasta la que lo aprecia, no tiene por qué ser tratada con insulto ni merece ser ignorada.
Se equivoca si piensa de otro modo.
Los tiempos en que los líderes decían y hacían lo que querían, pasaron hace mucho.
Y esto que hoy sentimos los que más de una vez recibimos, de su parte o de quiénes dicen representarlo, agresiones verbales o “castigos” que están fuera de lugar, es lastimosamente triste.
Porque no se construye nada de este modo, Señor.
Y si bien la gente parece dejarla pasar, sépase que eso no es así.
Quizás no se dió cuenta, pero si hablan a sus espaldas y cada vez con más frecuencia, debería al menos analizarlo
Recapacitar. Y ver si eso que a Usted le puede parecer natural y hasta simpático, no está generando ejemplos poco felices.
Una sociedad crece en valores desde la educación y el respeto.
Y también lo hace desde la aceptación de errores por parte de quienes la conforman.
Quizás le parezca absurdo, pero no cree que a veces hace falta pedir disculpas por errores en ciertos procederes?
Pedir perdón no es malo. Disculparse, muchas veces necesario.
Entiendo que tantos años haciendo lo mismo pudieron convertir en natural algo que no lo es.
Como no debe serlo el manejo de un gobierno como si uno fuera el dueño: no lo es, Señor. Estamos en Democracia. Y en Democracia es el pueblo quién nos elige y a quien debemos rendirle cuentas, y no a la inversa.
Ya que Usted habla de cambios, fíjese si no le es posible cambiar un poco esas actitudes que cansan hasta a los propios.
Y ahora que se está yendo, traté de irse por una puerta más grande, para que lo recuerden mejor.
No soy quien para dar consejos, pero soy de los que escucha con atención todas y cada una de las cosas que me dicen. Estando o no de acuerdo con mi manera de pensar, siempre considero al otro y su verdad. Y no son pocas las veces que recapacito y vuelvo sobre mis pasos: reconocer errores es para mí, una virtud y no un defecto.
Lo invito a pensar por un minuto en la posibilidad de mejorar el trato, aceptar errores y solicitar las disculpas que puedan ser necesarias.
Nos hará crecer a todos como sociedad.
Nos mostrará Usted desde un lugar de privilegio, que importante es cultivar valores.
Qué lo que interesa es dejar huellas.
Qué el abuso de autoridad, daña.
Que la política es en verdad un arte y no todo eso en la que por culpas propias, hoy se ha convertido.
No sé Usted, pero yo sigo creyendo en estas y otras cosas.
Piénselo.
Me voy despidiendo, Gobernador
Le pido perdón por quitarle parte de su tiempo.
Y desde ya, le agradezco infinitamente por la atención brindada.
Raúl Alfonzo
Diputado Provincial

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