EL LUNES SERÁ TARDE

Fin de campaña y todos siguen mirando para otro lado, por eso el lunes será tarde para arrepentimientos.

Y el lunes será tarde, para mirar la realidad. Por eso, mientras los candidatos siguen malgastando dinero en una campaña hueca, los electores se mantienen remisos a exigir explicaciones, y ese combo insustentable va a generar un océano de lágrimas y tormentas de desesperación.

NADIE ES PERFECTO

Pero tampoco nadie hace un esfuerzo por mejorar. La campaña electoral deja solo acusaciones; noticias falsas; promesas mesiánicas; funcionarios que hacen campaña sin pedir licencia; otros que además usan bienes del Estado –tuyo y mío- para hacer proselitismo; y por si fuera poco una andanada de frases hechas,  agravios e hipocresía al máximo.

Los autores y protagonistas de ésta tragicomedia son nuestros políticos. Los mismos que supimos elegir. Los merecemos.

La contraparte somos nosotros. Sentados en la platea aplaudiendo como monitos automáticos cada palabra del argumento viejo y conocido. Un “Déjà vu” que le viene bien a todos. Porque ni siquiera tenemos capacidad para preguntar, cuestionar, o rebatir.

La “grieta” contiene a la mayoría. Es una guerra locuaz y sin sentido. El elector se somete a la imposición de tener que elegir, porque el voto deja de ser un derecho y es una obligación. Sobre todo si el eje de campaña viene de la mano de los miedos.

No hay una sola propuesta constructiva. Todo es “comparación”, es decir, marcar la diferencia entre el ayer y el hoy que en definitiva son muy parecidos. Y seguimos los monitos aplaudiendo, sin darnos cuenta que nadie habla del  mañana.

SOMOS CÓMPLICES

En treinta y seis años de democracia no aprendimos nada de civismo. Por eso tenemos una Justicia sospechada. Listas sábanas y boletas espejo. Causas por corrupción que demoran  una generación, casi dos, en llegar a una sentencia. Y por si fuera poco, ni siquiera tenemos un sistema electoral eximido de cuestionamientos. La culpa es nuestra.

Vemos como se debate elección tras elección los mismos temas. Un atado de meta mensajes que pretenden conformar a diferentes “colectivos”. Pero nadie se pone a hacer un borrador que nos permita tener un modelo de país.

Fracasamos en Educación. No tenemos vacunas; menos todavía un plan para evitar enfermedades o curarnos, y así aproximarnos al vocablo “salud”. Podemos dar de comer al Mundo, pero hay argentinos a los que le falta alimentación, buena y saludable. De manera reiterada, el plan siempre es similar. Producir granos, carne, petróleo y gas.  Hay que exportar para generar moneda y pagar deuda.

Primarios. Igual que en el siglo pasado. Y nosotros -todos- poniendo el voto para que gobierne la misma idea: Argentina tiene la promesa del Mundo de que algún día dejará de ser subdesarrollado.

MEA CULPA

Hay que hacerse cargo. Me incluyo. Y quizá la mejor manera sea comenzar a sincerarnos. ¿A quién votamos? ¿Por qué lo votamos? ¿Para qué lo elegimos? Comenzar por responder esos tres interrogantes, puede ser el inicio de un razonamiento que dé lugar a un voto racional.

No somos animales. Aunque a veces, nos equivocamos, y elegimos cuadrúpedos para que nos gobiernen o representen.

EL LUNES SERÁ TARDE

Y como siempre, nadie lo votó. Pero, parece que somos ingenuos –parece, nada más-. ¿Quién va a creernos si todas las elecciones hacemos lo mismo?

No hay que tener miedo de intentar ser libre. De elegir, no de optar. Y de inmediato, involucrase; pedir explicaciones; exigir el cumplimiento de las leyes; valorar nuestros derechos y honrar nuestras obligaciones. Parece mucha la tarea. Pero hay que comenzar.

No hay que esperar a que el lunes sea tarde.

Julio Gerez Editor

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