Para el candidato del kirchnerismo todo vale. Inclusive utilizar a niños para exponerlos como protagonistas del proselitismo inmoral
Con Massa, el candidato a presidente que negoció Cristina Kirchner, no hay límites. Para él y sus asesores los niños son ingredientes de un producto publicitario insultante.
Usados o, abusados. Los chicos protagonizan una escenificación con un objetivo absolutamente ajeno a su condición de inocentes. Son actores involuntarios de un relato cargado de subjetividad proselitista.
No es justo. No es adecuado. No es admisible. ¿Será legal?
CON MASSA
El primer semestre de éste año Sergio Massa, el candidato de Cristina Kirchner, le impuso a la Argentina para exponerla ante el Mundo: once millones setecientos mil compatriotas bajo la línea de pobreza y 2.724.942 de argentinos en la indigencia. (Datos del INDEC)
La pobreza aumentó al 40,1% en el primer semestre de 2023 y afecta al 56,2% de los niños. Es decir, son 18,5 millones de “sometidos” si se proyectan los datos de los principales aglomerados urbanos al resto del país. (Datos del INDEC)
Indudable que, entre esos anónimos condenados, no están los dos nenes ni las dos nenas que fueron explotados y usados para que Sergio Massa, uno de los dos socios mayoritarios del Frente de Todos que representa e integra éste gobierno, se de el gusto de hacer un video publicitario de tinte proselitista violando todas las reglas de la ética.
TODOS CIEGOS
Parece ser una condición de jueces de Menores o jueces en general. Fiscales. Docentes. Legisladores. Funcionarios. O inclusive el Papa Francisco. Nadie ve lo obvio o quizás no les interesa.
Esos niños y niñas representando un libreto, no merecen ser carne de cañón de la decadencia de los políticos argentinos. Mucho menos, ser parte de la campaña política de un funcionario –un mantenido del pueblo– que ejerce un cargo del que depende la mayor responsabilidad de una inflación criminal.
Es innegable que la crisis no es sólo económica. Es cultural y moral. Y el mal no se erradica con más de lo mismo.
Si se admite que se explote niños y niñas -aun con autorización de sus padres o tutores-, para protagonizar aunque sea de manera pasiva una campaña proselitista, tocamos fondo.
Queda claro que CON MASSA ni los chicos se salvan.
