APORTES TRUCHOS, EL DISCURSO TAMBIÉN

Cambiemos no inventó los aportes truchos. Tampoco hizo nada para erradicarlos. Por el contrario, usó una “artimaña” ilegal para justificar fondos de campaña que tuvieron un origen “sucio”, pero que terminaron bien “lavados”.

UNA TORMENTA ESCANDALOSA EN FORMACIÓN

Si el escándalo por los aportes a las campañas de CAMBIEMOS 2015/2017, con foco en provincia de Buenos Aires, no fue suficiente para convertir el estático “maíz pichingallo” del saber vivir PRO -encarnado por la novicia Marú Vidal-, la casi certeza que la fiscal patriota Lilita Carrió fue la destinataria de un dejavu orquestado por Rodriguez Larreta, hizo que el “pororó” bañado en hipocresía reventara para todos lados. Se inundaron las redes sociales con mensajes de incredulidad -los más civilizados-, de crítica firme y razonable -la mayoría-, e infalibles el escuadrón de “justificadores” que operan defendiendo a la gestión Macri. Y al “tiroteo” que produjo la evidencia -más allá de la denuncia-, los medios le adicionaron el lado oscuro de la comunicación: morigerar o, exagerar la cuestión. En éstos casos no hay términos medios, es “sale o sale” no hay “vacantes” en la culpabilidad.

APORTES TRUCHOS

Y por casa, cómo andamos? Igual o peor? Peor. Aquí en Corrientes, los partidos no disimulan aportantes truchos. Los han oficializado, desde hace años, mediante mecanismos de triangulación cuyo vértice superior es el Estado, y los otros dos como base, son proveedores, concesionarios, empresas beneficiarias de licitaciones que reciben graciosamente una adecuación de costos, o extensión del plazo, medios, punteros y hasta traidores.

El pueblo dejó de ser chico, y para colmo -o por suerte-, nos conocemos todos. Utilizar los recursos del Estado para hacer política en Corrientes siempre ha sido un triste espectáculo exhibido sin pudor. No hay necesidad de limosnear una entrada, el ciudadano es testigo de su propio Infierno; y el político -de turno en el poder- disfruta de un Paraíso ilimitado.

Para regocijo de nuestros políticos y sus derivados -asesor, ministro, legislador, intendente, etc.- en nuestra República Aparte, la Justicia no exige, porque el “sentido común” no es norma. Entonces, ningún ciudadano correntino, sabrá jamás porque el Estado “rifa” recursos de todo tipo sin siquiera tener un gesto de hidalguía y decir: “Che pueblo, estoy gastando la tuya…”

LA VERDAD NO DUELE… PERO HACE SALTAR PUS

Desde 1983 hasta la fecha, incluidos los periodos bajo Intervención Federal, todas las campañas han sido mayormente solventadas con fondos, recursos humanos y logísticos del Estado. Es decir, discrecionalmente se usaron los bienes del Estado en beneficio de “candidatos” durante las campañas pre electorales. Recursos, que obviamente, al no estar presupuestados fueron  “chupados” de diferentes partidas presupuestarias que sí estaban asignadas para un fin específico de existencia ideal, pero no real.

Decir que hay unos miles de ciudadanos capaz de dar testimonio de lo que aquí se afirma, es quedarse corto. Todos saben, conocen, le contaron, la vieron y hasta lo usaron; la prebenda es moneda corriente. Los únicos que nunca ven nada, son los miembros de los poderes que deberían controlar al poder ejecutivo. Lógico, son primos hermanos, o parientes lejanos; pero pesa mucho más mantener el “status quo” que cumplir acertada y honestamente sus funciones. No lo hacen por amor, y sí por poder.

METODOLOGÍA TRUCHA TRILLADA PERO EFICAZ

Ningún partido político que participa de las elecciones provinciales y municipales en Corrientes está “flojo de papeles”. Lo que no significa que lo escrito, vale. Acá todo se arregla, porque el poder todo lo puede. Y sino, pregúntenle al gran “Coco” Bar… -dato de carácter reservado-, un “pintoresco” pelado que habita el Cambá Cuá, y es el encargado de “armar” todo y cualquier papeleo que sus amigos -o protectores- políticos le soliciten; también son devotos del susodicho, varios empresarios, que al parecer la AFIP no los tiene en su radar pero igual facturan. Pero como no podía faltar, la CORRUPCIÓN, tiene una oficina propia, dentro de cada oficina “neurálgica” del estado. Sin esa estructura, en la que participan coordinadamente los de “afuera” y los de “adentro”, no sería posible mantener en funcionamiento “la máquina electoral” de la que tanto se jactan los que gobiernan y que, algunas veces, sirve también para “amamantar” a los que no gobiernan. Entre éstos últimos, un ínfimo porcentaje del “pueblo pagador”, llega hasta el borde de la mesa para recibir algún mendrugo como premio a su inocente silencio.

CONTINUARÁ…

 

 

 

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