EL NORTE GRANDE PARECE CHICO

El norte grande parece chico ante tantas expectativas. Reclamos no satisfechos, asimetrías eternas y, sobre todo, un conglomerado de gobernadores, vices, legisladores, empresarios y actores de la sociedad civil construyendo la utopía

El Norte Grande se explaya más allá de los límites de las diez provincias que lo conforman. Lo que institucionalmente tiene un volumen estricto y reconocido, se empequeñece ante la dimensión de la diversidad histórica, política, social, económica y cultural.

Puntos en común siempre existieron y nadie puede negarle a los hombres y mujeres de esta región el derecho a las reivindicaciones de diferente índole. Sin embargo, tener derechos no siempre se traduce en ejercerlos.

Hubo, hay y habrá, otros intereses que se superponen a la noble utopía de materializar en hechos lo que por décadas no salió de proyectos y promesas.

UNA ODISEA

Desde el siglo pasado diferentes organismos públicos, privados, nacionales, provinciales y hasta internacionales observan y analizan las inocultables e incomprensibles asimetrías que asolan a ésta porción territorial del “interior profundo” casi olvidado.

Los interrogantes se acumulan y las respuestas, en su mayoría, no pasan de anuncios voluntariosos o excusas amañadas siempre retóricas y originadas en el seno de quienes tienen la responsabilidad de construir soluciones: sus propios gobernantes o líderes territoriales.

Es decir, en el marco de viabilidad de una gestión, lo que importa es el diagnóstico y la planificación. Pero, la realidad marca que identificar carencias, problemas y prioridades, sufren el sometimiento a la voluntad política del momento.

La misma impronta circunstancial dinamita la eficiencia y eficacia de cualquier programa a largo plazo que sustente en realidades las soluciones anheladas.

Diagnóstico y planificación se enuncian sin asumir que la “enfermedad es grave” y que las acciones para transitar una recuperación y posible cura no deben ejecutarse en el marco de “remedios caseros“.

La insoslayable costumbre de “mirar para adentro” conspira contra el sentido común y choca con la expresión generalizada de “nos segregan“. La realidad deja en claro que, sin importar el signo político gobernante, el éxodo hacia otras provincias o regiones es consecuencia de la insatisfacción de necesidades básicas y oportunidades concretas.

El exilio interno no es consecuencia de quienes gobiernan otros distritos o la suma de “todos ellos” que se traduce en un “gobierno nacional“. Es, aunque duela, la exaltación de la hipocresía y una falta absoluta de sensibilidad para aplicar con honestidad la “vocación de servicio” y gerenciar con responsabilidad sus propios problemas.

UNA ECUACIÓN DETERMINANTE

El Norte Grande tuvo y tiene infinidad de riquezas. La contracara es una exasperante diferencia de “clases“. Quién reparte lo hace discrecionalmente y en dosis que generen dependencia.

El éxito de trasvasar apenas lo necesario garantizó la solidificación de un modelo donde la ideología es lo de menos. Lo que vale, es mantener el status quo.

La densidad de la mayoría sin poder se licúa en cada turno electoral. La representatividad no es la sustancia. Al final, la calesita garantiza un lugar para los que entienden como funciona el sistema.

Sin embargo, por efecto de la “auto condena“, varias generaciones han sido postergadas. La propaganda es la “droga” que que acentúa en la “manada” una sensación irreversible de un falso bienestar.

EL MENTIRA LESIONA Y LA CREDULIDAD MATA

Sin agua potable; sin cloacas; sin trenes; sin educación acorde a la realidad autóctona y “diseñada” desde “oficinas” lejanas, las perspectivas de un futuro venturoso son casi inexistentes.

No se puede obviar la genuflexión de la Justicia, politizada sin pudor. Un precario y mal implementado servicio de seguridad -absoluta responsabilidad del Estado-. Una prevalencia del empleo público en sus diferentes modalidades: nepotismo; precarización; y mayoritariamente con salarios paupérrimos.

Concentración de la riqueza, permanentemente ensamblada entre el factor político y el empresariado “acomodado“.

Índices de supervivencia que darían vergüenza a cualquier personan que interprete la realidad como tal.

Una constante de destino impuesto sin que nadie ponga un límite. La “calesita” parece eterna. Da vueltas y vueltas, pero siempre en el mismo lugar.

PARECÍA QUE IBA A CAMBIAR…

A la vista de las oportunidades, cualquiera podría apostar que esto iba a cambiar. Pero, al contrario de la lógica, lo que velozmente se implementó fue: reunión de gobernadores; reunión de vice gobernadores, reunión de legisladores; y reunión de quién sabe que sector más…

El Norte Grande hoy tiene más protagonistas que actores de reparto. Cada “reunión” se asemeja a una estudiantina donde todo es jolgorio, fotos, declaraciones y gastos.

Nada concreto. Y han pasado muchos años desde que estas diez provincias vienen quejándose y todavía no tienen un “borrador estratégico” de como actuar en bloque en el Congreso de la Nación.

No se ve un sólo bosquejo de un ensayo para encarar una política macro económica con sentido regional.

Ni siquiera tienen la capacidad de sintonizar una posición política local en conjunto que les permita tomar cuerpo y ganar fuerza. Son, parece, una mera enunciación.

MAL EJEMPLO PARA NO IMITAR

Gustavo Valdés, apenas el gobernador de Corrientes, sigue jugando al “estadista” de pueblo chico.

No quiso formar parte de la delegación de gobernadores y funcionarios nacionales a Estados Unidos. Su actitud refleja un infantilismo poseído por un narcisismo destructivo.

¿Qué de impostergable había en su agenda para no viajar? Nada.

Es una constante de imprevisión e improvisación que no tiene igual. Auto excluirse no demuestra otra cosa que un “personalismo” infantil.

Pero, bien que hizo turismo por China acompañado de una “corte improductiva“, cuyo mayor logro fue conseguir algunas fotos y desparramarlas en redes sociales. Por suerte o por desgracia eso ya es historia.

LA HORA SEÑALADA

No hay más hojas en el almanaque. Ahora, sin demora deben sentar las bases para encarar un proyecto regional sólido en los aspectos institucionales relevantes.

Materia gris hay. Falta la decisión política de evitar el vedetismo y ponerse al servicio de las futuras generaciones.

Menos pan y circo y más construcción de realidades. Un desafío que los gobiernos y la sociedad multifacética del Norte Grande deben superar para que en un lustro puedan desterrarse las asimetrías y el tan trillado “nos discriminan“.

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