LA INTERNA CELESTE

La interna celeste liberal fue convocada para el 15 de mayo. Habrá renovación total de autoridades. ¿Cuáles son los escenarios posibles?

El 27 de diciembre del año pasado se concretó oficialmente la convocatoria para la realización de las elecciones internas en el PL. La interna celeste para la renovación – o no – del total de las autoridades partidarias estará enmarcada en un conjunto de situaciones “especiales“.

LA INTERNA

Luego de dos años de “mandatos prorrogados” los liberales tienen por delante un verano proselitista. Desde el 23 de diciembre del año pasado está “corriendo” el Cronograma Electoral que tendrá como último acto la asunción de las Autoridades electas el próximo 1 de junio.

Todos los cargos están en juego. Desde la presidencia del Partido y los Comité locales -departamentales-; los miembros del Comité Ejecutivo; los Convencionales; y los integrantes del Jurado de Honor y Disciplina.

DIVISORIA DE AGUAS

La consagración de autoridades, sea por las urnas o por una lista de consenso, dejará expuesta una divisoria de aguas. Es decir, dará inicio a una nueva etapa del “centenario” Partido con “todos adentro”. O, volverán a surgir diferencias insalvables que muchas veces terminan en la justicia.

La historia reciente de los liberales autóctonos no deja dudas de que, las escisiones, le provocaron una merma importante en su estructura de dirigentes y en su caudal electoral.

RECONSTRUYENDO

Después de muchas “tormentas“, parece que no hay lugar para lamentos. Se impone, como una necesidad de supervivencia, la evaluación de daños y la reconstrucción de un Partido que tiene historia y por sobre todo mística.

Recuperar protagonismo es un desafío que va más allá de los votos obtenidos en tal o cual elección. Al punto que, muchos ven en ésta convocatoria electoral interna, una oportunidad de volver a ser actores y no solo afiliados.

Además, el auge de los “libertarios” que lideran el dúo Espert – Milei, ha generado una dinámica de “inmediata participación” en sectores independientes y fundamentalmente jóvenes que ven en el Partido Liberal de Corrientes un instrumento que los contenga.

AMNISTÍA O PENITENCIA

Los que se fueron y formaron otras agrupaciones políticas, han conseguido insertar su propio sello en el contexto de la alianza oficialista. Ya no son liberales. Son algún tipo de “encuentro” y punto.

Pero están los que, sin haberse ido, no encontraron su rol en la “estructura“. Apoyados en razones – atendibles -, o a veces hasta por cuestiones de escaza empatía, se alejaron o aislaron. Y ahora, ven la oportunidad propicia para retomar institucionalmente su vida política.

Sin embargo no son pocos los que deberán dar “explicaciones” sobre actitudes que transgreden lo establecido por Carta Orgánica. Está por verse, si la Junta de Honor y Disciplina, se aboca al análisis puntual de cada caso. O quizá, por imperio de un “dialogo” constructivo, se deja dormir el expediente sujeto a un “borrón y cuenta nueva“.

TODOS SON CANDIDATOS

Con mucha tela para cortar, postular o suprimir algún nombre, sería una afirmación sin sustento. En política todo es posible. Inclusive, que algunos resuciten.

Sin embargo, hay algunos condiciones que darán lugar a determinadas limitaciones. La primera es que las listas deberán cumplir con la paridad de género. La segunda, es que el piso para entrar en el “reparto” de los cargos será del 10 % de los votos válidos.

Además, un detalle que no es menor, está relacionado al “costo operativo” de las elecciones. Todos los gastos relacionados a la organización administrativa y logística deberán ser solventados proporcionalmente por cada “lista interna” participante.

LA HORA DE LA “ROSCA”

Los liberales han tenido y tienen varios exponentes de la “rosca política“. La habilidad para negociar; el sentido de la oportunidad; y la vocación de dialogo, son virtudes necesarias y hasta imprescindibles para “mantenerse” arriba del escenario.

En ese contexto del eco sistema liberal, todos son parte de la generación del equilibrio. Sin embargo, cada uno aporta a su manera algo de mesura; de ecuanimidad; y de sensatez.

Es decir, la interna no compele al exterminio del circunstancial adversario; permea sí, la impostergable necesidad de la construcción desde el disenso. Aún bajo el riesgo de “injusticias” temporales.

No hay duda de que, frases como: “a la fila” – “que muestren lo que tienen” – “ahora cualquiera quiere ser dirigente” podrán ser “arrojadas” en el fragor de la discusión. Pero, en las actuales circunstancias, la prioridad es demostrar que la representatividad convoca.

El desafío para los negociadores será “acomodar” aspiraciones; méritos; reconocimientos; e incorporaciones. Empoderadas, las mujeres tendrán el 50% de los lugares de representación. Los jóvenes, serán convocados a hacer valer su capacidad política en el entorno natural de las decisiones. Y también están los “viejos” de espíritu indomable, capaces de seguir levantando la bandera que hace tiempo algunos vienen despreciando.

SUMAR O DIVIDIR

La determinación de cual es la prioridad será la amalgama que restaure el prestigio de un Partido que a pesar de todo ha sobrevivido. El juicio de valor no implica adjudicación de culpas o errores. La historia, al final, se construye día a día.

Pero, la mayoría de la dirigencia de todos los niveles, no hesita en murmurar que ya es hora de trabajar para crecer en vez de pelear para dividir.

Los liberales tienen la palabra.

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