LA NUEVA ETAPA DE VALDÉS

Gustavo Valdés dio inicio a la nueva etapa de su gobierno sin demasiadas sorpresas. Personalismo al palo y toda la tropa de “Vamos Corrientes” haciendo coro sin eufemismos

La nueva etapa es la radicalización de un estilo conocido. Fiel émulo de su antecesor en el poder -Ricardo Colombi-, Valdés acentúa en sus gestos la creencia de que el Estado -y porque no la República- es él

Los resultados de las tres batallas electorales de este año que agoniza, lo convirtieron en un semi dios de la política vernácula. Armó, borró y aceptó solo lo que quiso dentro del oficialismo -el suyo y el heredado-. No hubo “candidatura” en el territorio de ésta “tierra sin mal” en la que su mano no haya sido la bendición absoluta o el empujón que faltaba.

Legisladores, Intendentes y Concejales electos o reelectos le deben cuatro años en “estado de gracia“. Todos, sin excepción, hoy más que nunca son la raíz del “valdecismo“. Otro ismo más en la historia política de una provincia que no puede despojarse de una raigambre conservadora y poderosa que hace a la esencia de todas las tribus ideológicas.

Y aunque algunos “progres” o “nuevos líderes” hagan una mueca de disgusto, nadie puede negar que los veinte años de gobierno radical se erigieron sobre los despojos del “Pacto Autonomista-Liberal” y un “Peronismo” libanizado.

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

Tres características de Gustavo Valdés que son indiscutibles le aseguraron un lugar en la historia. La primera, su capacidad para neutralizar “enemigos íntimos“. La segunda, su irrenunciable apego a “el poder se ejerce, no se comparte ni se delega“. Y la tercera que, no interesa en cuantas partes se divida la torta, lo que importa es que él corta las porciones y las reparte.

La certeza de que su misión en la provincia está en su etapa final, en vista de los resultados, le dio fuerza y sustento para proyectarse a nivel nacional. No sólo en su espacio político, sino también en los ámbitos donde se pergeña el destino de los argentinos.

El devenir de los acontecimientos dejará al descubierto sus ambiciones. Sin embargo, para el “jefe” de los correntinos, aspirar a integrar una fórmula presidencial en el 2023 es además de prematuro un riesgo innecesario. Por ahora, bajo su almohada, crece la idea de afianzarse como un indiscutido candidato a “ministro de la Nación“.

LA NUEVA ETAPA

Además de tener la brújula en su mano, Valdés va renovando su equipo de expedicionarios. Poco a poco fue incorporando a su corte: habilidosos, pragmáticos y oportunistas. Hay lugar para todos. No cabe duda.

Por eso no sorprende la presencia exultante de Pocho, Tato y Carlos -más juntos que nunca- en la Asamblea Legislativa. La “familia” coronó bancas importantes y no pierde la costumbre de ocupar “palcos” envidiables. ¿Habrá acabado la “guerra santa” contra la tan mentada corrupción? Así como la guerra, la paz también genera buenos negocios.

Tampoco hay que desconfiar por la “limpieza” escueta de su staff ministerial. O de los simbólicos “enroque corto“. El “jefe” armó un equipo para los próximos cuatro años que no le genere sorpresas y mucho menos conflictos.

El reparto de “espacios” sigue siendo lo mínimo e indispensable. Integrar, sí. Empoderarse, no. Al final, la vanidad de pertenecer al poder, cotiza mucho más que conquistarlo.

AL MAESTRO CON CARIÑO

El alumno supo cuidar la gallina de los huevos de oro. Pero, además, se dedicó a domesticar los “gallos“.

El discípulo que surgió como provisorio hoy tiene en sus manos todas las llaves del corral. Si en el interregno se aspiraba a treinta años más de radicalismo, ahora puede decirse que ni siquiera una catástrofe los desalojará del sillón de Ferré.

La última intervención federal les abrió una oportunidad que con el transcurso de los mandatos se convirtió en un mantra: “ya no somos oposición, ahora somos gobierno“.

Y Valdés entendió la “partitura” en su más cruda versión: aun en la armonía, puede haber instrumentos desafinados, pero lo importante es seguir tocando…

Al maestro que “formateo” la orquesta le queda el reconocimiento. Sin su aporte, la gloria de hoy, seguiría siendo apenas una utopía.

La saga continua. Habrá nuevos episodios. Surgirán inesperados personajes. Pero, en el fondo, todo seguirá igual.

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