UCR: RUMOR DE TORMENTAS

La UCR atraviesa una inestabilidad mal disimulada. Valdés pasó por Virasoro y sembró más interrogantes que certezas.

El paso del gobernador Valdés por Virasoro fue un baldazo de agua fría para sus correligionarios, que tuvieron que soportar estoicamente no solamente el desplante del que fueron víctimas sino además y mucho peor aún, la peligrosa camaradería que, ahora claramente y sin ambages, lo une -o uniría-  con su adversario político y hoy intendente Emiliano Fernández.

UCR RUMOR DE TORMENTAS

El día empezó atravesado cuando, a punto de comenzar el acto por el aniversario de la imposición del nombre de la ciudad, los concejales radicales fueron invitados a bajarse y desalojar el palco al que intentaban acceder, porque (según las explicaciones del personal de protocolo de gobernación), “ya no había más lugar”.

Y así, con la frente marchita y el orgullo herido, debieron desalojar un palco ocupado por los familiares del propio intendente y contentarse con ver el acto desde la plaza, parados con el pueblo que los había votado, bajo un sol que subía la térmica por encima de los 43 grados.

Por si el mensaje no había sido lo suficientemente claro, tampoco faltó la ocasión de que el propio gobernador les espetara en la cara que ni siquiera lo habían invitado a la reducida inauguración de la nueva sede de ECO CAMBIEMOS, que abriera hace unos días en Virasoro, el propio Colombi personalmente. La furia de Valdés ya no se podía ocultar.

¿DIVIDE Y REINARÁS?

Para los radicales las cartas estaban echadas y finalmente se confirmaba lo que todos temían: Colombi en una vereda, enemigo acérrimo de Fernández, juntando la tropa que fracasó estrepitosamente el año pasado, encabezada por los mariscales de la derrota y artífices de la división del voto que los sacó del juego.

En la vereda opuesta Valdés, quien ni siquiera intentó disfrazar sus nuevas relaciones al llegar a una de las inauguraciones organizadas en un auto manejado por la mano derecha del intendente y ejecutor en las sombras, presto para adoptar como propia la tropa hasta ayer adversaria.

Y en el medio, los radicales que no perdonan las traiciones del equipo “Colombista” y tampoco votarían, bajo ninguna circunstancia, a los Fernández.

Abandonados a su suerte, precisamente por aquel por cuya elección toleran estoicamente persecuciones, insultos y operaciones de todo tipo, el calor del domingo terminó de sellar un panorama sombrío.

La grieta virasoreña que se inició con la intendencia de Emiliano Fernández, dejó hundida en sus profundidades a un tendal de radicales huérfanos, heridos y humillados que quedaron en el medio de una pelea de titanes. Y a un tendal mayor aún de virasoreños que conocen “las mañas” de los Fernández y quedaron sin nadie que los represente, buscando a tientas, en medio de la oscuridad, un líder.

DÉJA VU

La sensación de que la historia es conocida, no está exenta de antecedentes. Aún frescas en la memoria, las peripecias previas a la batalla electoral, dan cuenta que la “novela” se repite.

Las elecciones del año pasado en Virasoro provocaron heridas difíciles de cerrar. La imposibilidad de convencer a la línea oficial del  PRO de aceptar la candidatura a la vice intendencia, desencadenó un escenario ideal para la tragedia al llevarse consigo a una de las cabezas del radicalismo local (nada menos que a la vicepresidente primera Alicia Rivero), que participó de las elecciones enfrentando a su propio partido.

Lo único que acordaron todos -en aquel momento- era evitar el inicio de una nueva “dinastía de Fernández“; pero el objetivo en común no pudo con las ambiciones personales y casi todos los partidos integrantes de la alianza se presentaron en forma separada.

El fuerte impacto que generó la derrota sacudió los cimientos de los partidos locales, que se fueron reacomodando como pudieron. Rivero volvió corriendo al radicalismo y desplazó, de hecho, al presidente del partido Leonardo Lucero, tomando sus funciones, secundada por quien asumiera la candidatura a vice intendente Alejandra Eliciri. Éste a su vez, junto con el grueso de los afiliados y demás autoridades, decidieron tomar distancia, a la espera, quizás, de una interna que se impone.

SIN FORTALEZA SOCIETARIA

El PRO por su parte, en su afán de convertirse en una “oposición responsable”, no logró hasta ahora más que ser otra víctima de los vencedores, contra quienes no tiene ni intenta la más mínima oposición.

El resto de los partidos integrantes del frente Cambiemos quedó desmoralizado culpando al radicalismo por su mala fortuna.

La grieta entonces comenzaba a formarse. De un lado Fernández, ganador indiscutido y con mayoría propia en el concejo; y del otro un ejército variopinto fuertemente golpeado, con un adversario en común, pero con una incapacidad más fuerte de unirse.

La “grieta” se profundiza gracias a los “métodos” de Fernández y su discutible gestión.

Cuenta de esto dan los últimos pasos que intentaron dar en conjunto los opositores. Una convocatoria a la inauguración de la nueva sede en la que hasta último momento se “olvidaba” invitar a algunos, y a la que faltó el grueso de los afiliados; o una misma capacitación que contó con tres invitaciones distintas, cada una con un logo diferente.

Eso sí, en la foto salieron todos sonrientes, tal vez recordando que todavía los une un adversario en común.

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