AGAZAPADO Y ESPERANDO MIENTRAS LE HACEN BULLYING

A pesar de ser y permanecer 32 años en el poder de distintas maneras, Horacio Ricardo Colombi, debe permanecer agazapado y esperando su oportunidad; mientras tanto, sus discípulos le hacen bullying

Por Aguará popé

Desde 1991 cuando fuera ungido intendente de su ciudad Mercedes, hasta hoy, no hay mínima duda de que fue el constructor de poder más eficiente. De su habilidad para dividir y repartir de nuevo surgieron varios aliados de renombre y otros creados a su imagen y semejanza. También germinaron varios ídolos con pies de barro.

La idea fija de apadrinar el surgimiento y la solidificación del mayor espacio político, anclado en una alianza donde convergieran todas y cualquier expresión ideológica y social, terminó resultando en una libanización del oficialismo. Esencialmente, desde el final de su último mandato en 2017, cuando tuvo que ungir un sucesor. Era el riesgo conocido y asumido que, al criar cuervos, tarde o temprano intentarían comerle los ojos.

Un resumido recuento de sus hazañas implica señalar como histórica la fórmula Colombi – Galantini (UCR – PJ) que alcanzó la gobernación en diciembre de 2001.

Era solo el inicio de una sucesión de amalgamas y alianzas que forjaron una invencible máquina electoral. Construcción que condenó a los opositores casi a una expresión mínima cuyo canon significó existir, pero sin ser.

AGAZAPADO Y ESPERANDO

El creador de candidatos y garante de historias con final feliz, dinamitó sin querer su propio camino. Desandar hacia adelante implica el retiro. Volver sobre sus pasos y recuperar el bastón de mando es casi una misión suicida.

Los tiempos fueron cambiando. En el territorio, los discípulos hoy, ya lo excluyeron de cualquier proyecto de poder futuro. Y, en el contexto nacional, su palabra y su influencia se devaluaron.

Por ahora su actitud parece ser: quedarse agazapado y esperar. El escenario político local está invadido por personajes y protagonistas que, todavía no saben bien que rol representar en el festival electoral del 2025.

UN CLÁSICO RADICAL

En el ámbito interno los radicales correntinos están en pleno debate. La teoría de una tradición democrática, adormecida hace décadas por imposiciones y acuerdos para dirimir conducciones, a consecuencia de las últimas elecciones y con vista a las próximas, ha despertado un estado deliberativo permanente.

Pero ojo, las discusiones con variados argumentos y disimiles respuestas en el contrapunto, se manifiestan en voz muy baja. No sea cosa que los capos lleguen a un acuerdo y segunda, tercera y subsiguientes líneas queden fuera de juego.

El modus operandi es reiterativo. Como manifiesta un agudo observador “Las internas radicales de las últimas décadas son una guerra de escritorios”.

UN EJERCITO EN LAS SOMBRAS

Entre traidores y aspirantes a cargos se reparten las trincheras desde donde se ataca impiadosamente a Ricardo Colombi. Un constante esmerilado de la figura destacada de la política correntina del siglo XXI se ejecuta motivado por diferentes intereses y causas.

A Colombi nadie le perdona hoy, lo que ya le habían perdonado antes. Es decir, los que cambiaron de postura son sus aliados / detractores. Una señal de la incertidumbre actual, que obliga a la politiquería autóctona a ratificar que, nunca serán estadistas. En realidad, muchos de ellos son meros kiosqueros.

¿Tiene futuro la existencia de ECO? Está en duda. ¿Vamos Corrientes es el nuevo espacio oficialista? Quizá pueda liderar un amontonamiento de media docena de sellos, pero el poder tiene ADN familiar.

CONSERVADORES Y ABURGUESADOS

La excusa para jubilar a Colombi y una docena más de referentes radicales es que se han convertido en abuelos conservadores y aburguesados.  

Quizá haya una porción de razón o verdad en los motivos esgrimidos. Pero, la pregunta es ¿los que quieren reemplazarlos son yuyos de la misma especie? La respuesta no tiene desperdicio: Sí, porque provienen del mismo invernadero y fueron creados y cuidados por los mismos jardineros.

Y en la misma condición están los referentes y líderes de los partidos provinciales. Los que ya existían antes del surgimiento de Colombi y los que se crearon posteriormente con la intención de engordar la composición de la alianza oficialista.

El espacio que aglutina a la oposición no difiere demasiado de la realidad inocultable del oficialismo correntino. Por señal las características más explicitas son: conservadores; aburguesados; dependientes y cultores de los cargos; reacios a los procesos de renovación en sus partidos; y destacados nepotistas que hacen del ejercicio de la política una PyME para beneficio propio.

En Corrientes todos, sin excepción, viven observando extasiados su propio ombligo. Cualquier otra afirmación realizada por un político, funcionario, o representante electo es una absurda manifestación de hipocresía.

MEDITANDO LA JUGADA

Agazapado y esperando el momento oportuno para ejecutar sus movimientos, Ricardo Colombi medita sobre los errores cometidos y como subsanarlos.

Deberá ejercitar una aguda autocrítica. También, aceptar con humildad y honestidad intelectual que la crisis dirigencial tiene porciones de su propia hechura. Y quizá, hasta impregne de sabiduría sus acciones futuras, dando un paso al costado, pero aportando su expertise para el fortalecimiento de nuevos líderes.

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