CIERRE DE ALIANZAS: MBOYERÉ*

El cierre de Alianzas terminó, inevitablemente, en un auténtico mboyeré. Aprietes; borrados; jugadores a dos puntas; aliados de última hora; renunciamientos; y bajada de línea dura y anti democrática

¿Por dónde comenzar para describir éste desordenado y caótico cierre de alianzas? Por lo más importante: ¿Quiénes son los que juegan y a qué jugarán?

El oficialismo ratificó que el aglomerado de partidos no representa necesariamente el ejercicio del gobierno -en realidad del poder- ni la garantía de una representatividad legítima.

Es decir, el elector no vota por un partido, un candidato, o un proyecto de gestión. Está obligado a ungir -aunque no quiera- por la permanencia del status quo. Que boleta usará el votante, de las 30 que ofrecerán en el cuarto oscuro Vamos Corrientes + Eco, es intrascendente. Son boletas espejo.

La oposición, un club de socios que no paga las cuotas societarias y ni siquiera se acerca a cortar el pasto de la sede, logró imponer las mismas figuritas repetidas de siempre. Un modelo viejo patentado como 2023. Pero que no llevará a ningún lugar. Es apenas una cáscara de una docena de capas que, a medida que vas quitándolas, la gente se pone a llorar.

Y están. Aparecieron. Los “ni” que siempre juegan a las sobras. Por ahí, quizás se alinean los planetas y rasguñan una banca.

Todos los actores de el tridente de Alianzas son buena gente. Aunque de manera explicita se haya demostrado lo contrario en más de una ocasión.

UN TREMENDO MBOYERÉ

El orden democrático sucumbió ante el reiterado mboyeré de la política correntina. El desorden; mejunje; enredo; y revoltijo, todo junto se materializó en los ejecutores de las tres “recetas” programáticas que terminaron por ser lo que no son: un reflejo falso de la esencia de los partidos políticos como instituciones fundamentales de la democracia.

El primer pecado fueron los aprietes. Verbalizados desde la reunión en la que Valdés ya determinó que no se permitirían alianzas con partidos ajenos a los que integran el oficialismo.

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Ese gesto autocrático ya avasalló la libertad e independencia de aquellos municipios cuya realidad política es diferente a la que impera en la provincia.

El dictamen era imperativo y su incumplimiento traería consecuencias. Y así fue: comenzaron a alzarse las voces en desacuerdo y como resultado hay varias localidades donde los jerarcas de Vamos Corrientes + ECO debieron aceptar el desafío de referentes territoriales que no le tienen miedo a la guacha y que, además, por lo menos deben demostrarle a sus vecinos que no son sumisos.

BORRADOS POR DESOBEDIENTES

Casos particulares se dieron en localidades, donde los apoderados del “partido” hasta el último momento le mintieron a sus referentes territoriales. Fue una cobardía que dejará huellas indisimulables en los nobles dirigentes del interior que debieron tragar saliva al enterarse que los “jefes” los borraron literalmente de la alianza en la localidad.

Esos hombres y mujeres, que viven en el pueblo y que más que dirigentes son vecinos, amigos y familiares fueron ultrajados en su honorabilidad y pisotearon su vocación de servicio. Lo último, algo con más valor moral y social que cualquier virtud política.

Ocurrió. Y politicaencorrientes.com lo describe con la prudencia que amerita proteger a esos verdaderos representantes de su comunidad sin dar sus nombres para evitar que las represalias vayan más allá de una cesantía o la situación vergonzante a la que fueron sometidos.

LOS QUE JUEGAN CON TRES O CUATRO CAMISETAS

Los hay. Y cada vez son más. Porque el sistema lo permite. Para que cambiar lo que es funcional al poderoso de turno que sabe aprovechar muy bien la existencia de estos mercenarios de la política.

En ésta ocasión se dio particularmente con algunos de los integrantes del Frente “Ganemos Corrientes”. Especialmente en dos casos. Uno en el que un “partido” debutante, cuyo referente es un reconocido líder dentro de la estructura de una agrupación con sello de partido nacional, que decidió jugar en el otro frente opositor. Es decir un mismo núcleo de poder juega en dos frentes diferentes.

El otro es un asiduo proveedor del Estado que se dedica a vender frutas y verduras; director además del Mercado de Concentración y -según dicen- un experto en la materia de proveer “facturas” para justificar cualquier gasto.

Son dos muestras de un modelo de “partidos políticos” que en realidad son pequeñas -o grandes- PyMes dedicadas al negocio de la política. Principalmente en la temporada de elecciones.

La fábrica de “sellos” es una industria en crecimiento en Corrientes que deja grandes ganancias a un grupo de mercenarios de la política que se disfrazan de dirigentes y referentes de la vida democrática.

ALIADOS DE ÚLTIMA HORA

Son las “agrupaciones políticas” que poseen un sello habilitante como Partido utilizado normalmente a modo de señuelo. Nadie los conoce. No tienen ni siquiera sede. Su vida interna partidaria transcurre en algún asado previo al periodo de elecciones. Esa reunión gastronómica les sirve para fijar los parámetros de cómo y dónde van a jugar. Qué pedirán de máxima y hasta qué están dispuestos a aceptar de mínima.

Especulan hasta último momento para ver que “invitación” aceptan para integrar una Alianza -es decir cuanto más mejor-; o directamente, alquilar el sello.

No se sorprenda lector. Es muy común este mercado donde un sello se alquila para ser usado por candidatos que ni siquiera saben de memoria el nombre del Partido por el que serán postulados. Es el mercado electoral trucho amparado por una Ley Electoral perimida.

Al punto tal que siempre se los inscribe provisoriamente las listas con la etiqueta “extrapartidario”. Una joda.

RENUNCIAMIENTOS

No son comunes. Tampoco hay muchos casos. Son determinaciones que el candidato o el partido toman por una cuestión de estrategia electoral.

No presentarse a veces es resultado de no querer compartir “cartel” con quienes te restan más de lo que te suman. O también porque las circunstancias en las que se desarrollará la elección no da garantías para exponerse en igualdad de condiciones.

Influye también la falta de recursos económicos y logísticos. Esos que usualmente le sobran y bien sabe utilizar el oficialismo de turno.

Aunque más subjetivamente los motivos pueden interpretarse como instinto de preservación; temor a las consecuencias de una catastrófica performance electoral; y a veces simplemente porque la política tiene sus tiempos para “pelear” y para hacer un “alto el fuego”.

BAJADA DE LÍNEA ANTI DEMOCRÁTICA

El último ingrediente de ésta receta muy particular, auténtica exponente de la “cocina política” correntina, es la bajada de línea grosera y prepotente.

No importa la edad; su árbol genealógico; su formación académica; ni su estructura sicológica; sea quien sea la persona que ésta en el ejercicio del poder, pierde la noción de la equidad; el respeto; y la humildad.

Se enferman de “superioridad manifiesta”. Creen que son eternos. Hacen gala del mal uso y abuso del poder. Condición de supremacía circunstancial que tiene fecha de vencimiento.

Pero no les importa. Mientras tengan poder lo ejercen. De mala manera. Amenazando, condicionando, cooptando, censurando y por último, violando derechos, deberes y obligaciones fundamentales que todo político debería respetar y defender permanentemente.

Es lo que hay. Y no vale la pena avergonzarse. Lo que sí, hay que despertar y comenzar a seleccionar mejores representantes y hacer una Ley Electoral que le sirva al ciudadano. No como la que hoy beneficia y privilegia a los cafichos de turno.

Nota del redactor: MBOYERÉ*: Mboyeré es una voz guaraní que significa mezcla de cosas sin orden aparente, mejunje, enredo, revoltijo, pero también mestizaje.

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