DESAFÍO DEL MASSISMO EN CORRIENTES: ENCOLUMNAR LAS “TRIBUS”

El desafío del massismo en Corrientes será emprolijar las interrelaciones con aliados, simpatizantes y desencantados

La campaña del ministro candidato exige en Corrientes un conjunto de decisiones a tomar. Pero, la más importante, es definir el mensaje adecuado para éste territorio.

Hay factores y circunstancias que convierten a esta elección en una patriada que deberá sortear varios obstáculos. Los más difíciles: la desconfianza y el descreimiento.

Sin dudas, la armonía en el modo y contenido del “discurso proselitista“, deberá homogeneizar los intereses de las “tribus” hacia dentro.

Y, hacia fuera, despertar interrogantes y sembrar la duda en la porción de ciudadanos que no están convencidos de que la propuesta de “cambio” represente un horizonte confiable.

UN ESCENARIO TRANSVERSAL

El factor económico es el talón de Aquiles del ministro candidato. Aún sin ser el único responsable de la mala praxis que todos los “gestores-administradores” anteriores ejecutaron irresponsablemente en las últimas décadas, el presente económico lo condiciona.

Pero cabe señalar que en Corrientes, el bienestar económico no depende solo de la macro economía o de los aciertos y errores de Sergio Massa; también tienen responsabilidad quienes gobiernan hace 20 años la provincia.

Los que sufren la inflación; la escalada de la inseguridad; la precarización de los servicios responsabilidad del Estado; el deterioro de las instituciones; la fragmentación de los poderes republicanos; y el hartazgo de la “casta“, afectan a los ciudadanos comunes que habitan cualquier rincón del país. Ergo, a los correntinos hay que hablarles considerando su realidad. La misma que atraviesa transversalmente la geografía argentina.

Y en ese sentido, muchos referentes locales de Unión por la Patria, tienen una actitud discursiva que no se condice con sus actitudes y acciones. Por ende, reproducir el mensaje del candidato a Presidente del espacio, no suena creíble dicho por los “dirigentes” cuyos antecedentes generan desconfianza y aniquilan expectativas.

LAS TRIBUS “PERSONALISTAS”

Las crisis de liderazgos que se exteriorizan a nivel nacional se multiplican en el territorio local. Fundamentalmente por los cuestionamientos a la legitimidad de la representación.

En Corrientes, el loteo de poder entre los diferentes sectores que convergen en Unión por la Patria, beneficiaron más a los que bregan por sus proyectos personales que por interpretar las necesidades del electorado local.

No es un secreto que muchos referentes locales preservan su bienestar individual en función del metro cuadrado que ocupan.

La prueba más indiscutible es como se negocian y se asignan los cargos electivos que se ponen en juego. No solo en las elecciones nacionales; la metodología es recurrente en cada elección provincial.

Observando las diferentes vertientes que se atribuyen la representación popular, es evidente que los “cuadros” del PJ militan diferentes intereses y objetivos. El abanico de opciones expone ortodoxos, renovadores, movimientos sociales, sindicalistas, kirchneristas, peronistas republicanos y progresistas radicalizados, todos ellos en Corrientes no aportan ni construyen un proyecto integrador. Apenas intentan sobrellevar la coyuntura apoyándose sin traspirar en lo que el movimiento ejecuta a nivel nacional.

El desafío para el massismo será alinear los mejores referentes de esos espacios que sepan interpretar la partitura de un proyecto de futuro que refleje las necesidades y expectativas de los correntinos. Una tarea descomunal si se contempla el escenario y los tiempos.

DESAFÍO DEL MASSISMO

Con la lupa en el territorio el massismo podría optar por invertir la carga de la prueba. Es decir, desnacionalizar la campaña e interpelar a los correntinos sobre la realidad que les impone el gobierno local.

¿Qué reflexión generaría en el ciudadano el recordatorio de que un Estado provincial rico paga los sueldos más bajos de la región? Una gestión local que además impone la precarización laboral a sus empleados en áreas tan básicas como la docencia, la salud y la seguridad. Donde no existe una paritaria para el empleado público. Donde su sistema previsional no tiene una ley aplicable y desemboca en cientos de reclamos judiciales.

¿Qué reacción impulsaría en el ciudadano correntino que se le recuerde que la mayoría de los entes públicos son administrados al margen de las normas? Ninguno de ellos desconoce que energía, vivienda, infraestructura y asistencia social están intervenidos y administrados discrecionalmente desde el siglo pasado. La administración de la discrecionalidad es el instrumento del sometimiento.

¿Y si le preguntaran a cualquier correntino del interior como soportan el centralismo y la discriminación de quien gobierna en la provincia? Quedaría expuesto que el discurso del gobernante local es inverso a sus acciones.

Quizá sea inaplicable la teoría a los resultados. Pero, si el correntino no se siente interpelado como integrante de un proyecto de Nación, seguirá colonizado por el efecto propagandístico de la tan manoseada correntinidad que el radicalismo utiliza como estímulo sensiblero para mantener cautivo a un pueblo al que no le muestran ni le dan otra opción.

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