EL PUEBLO SE QUEDÓ SIN DEFENSOR

Por culpa de sus representantes el pueblo se quedó sin defensor. La acefalía ya lleva 19 meses. En mayo la Justicia intimó al Legislativo a que cumpla con sus atribuciones en el marco de la Ley

El pueblo se quedó sin Defensor por ¿mezquindad, impericia, indiferencia o, pura imprudencia anárquica?

Lo cierto es que pasó a ser un “cargo” pseudo independiente de los tres poderes republicanos para convertirse en “moneda de cambio” y acomodar “representantes” surgidos de acuerdos en los que el soberano no participa.

Podría ser mezquindad en el sentido de que los mandatarios -legisladores- tienen intereses contrapuestos a los de su mandantes -el pueblo-. Y todo, porque el “defensor” se elige de manera indirecta; ya no es elegido por quienes irá a representar y accionar en consecuencia.

Quizá sea impericia. La Ley 5.888/2009 es taxativa y, no deja margen para dilaciones ni excusas. Salvo, que los Artículos 1° y 2° hayan sido redactados con efecto suspensivo o condicionados a la relatividad del interés del Poder Legislativo.

Vergonzoso sería que la indiferencia de los legisladores hacia sus obligaciones y deberes supere el imperio de las Leyes. Que, dicho sea de paso, ellos mismos promueven y sancionan.

A veces, la falta de ética y compromiso democrático, genera actitudes que sin disimulo imponen “de facto” un comportamiento que desnuda cierta imprudencia anárquica. Es decir, no son loables la desorganización y el desorden transmitidos como ejemplo por los inquilinos de la legislatura.

LA LEY MANDA ¿TODOS CUMPLEN?

Al parecer, el Poder Legislativo no se dio por aludido de los plazos -diez días- que la Cámara en lo Contencioso, Administrativo y Electoral le fijó -en mayo del corriente año- para que el “cuerpo” informara sobre el proceso de selección del Defensor del Pueblo.

Acéfala, la Defensoría del Pueblo es desde noviembre de 2020, un órgano de rango constitucional sin “cabeza”. Gracias a los representantes del Pueblo que, afectados por algún virus, abonaron el negacionismo promoviendo la suspensión de derechos. Esos que molestan o incomodan. ¿O no?

UN CARGO POLÍTICO REGLAMENTADO

Siempre hay un motivo para que lo inobjetable de un derecho traiga aparejada la creación de un “cargo político” bien remunerado. Y si no, habría que preguntarle a Carlos Alonso.

El último defensor adjunto que, aun en ejercicio del cargo, los domingos despuntaba el vicio de comunicador regodeándose de su abanico de amistades. Todos ellos hombres y mujeres del oficialismo. ¿Y la independencia? Ingenuos, eso no se pregunta.

Por cierto, en el proceso de selección cuyo árbitro es la bicameral -diputados y senadores-, de dieciocho postulantes solo trece pasaron el “filtro”.

Sin embargo, la lista de aspirantes al cargo, se acotó por diferentes circunstancias. Pero, mantienen intactas sus aspiraciones varios “referentes” de diferentes partidos políticos. Algunos de ellos conocidos por haber ocupados varios cargos. Otros, con antecedentes de ser beneficiarios del Estado ejerciendo funciones sin demasiada trascendencia.

EL PUEBLO SIN DEFENSOR

La acefalía tiene responsables. No pueden eludir su irresponsabilidad los diez legisladores, cinco senadores y cinco diputados, que sin dar una mínima explicación a la ciudadanía dejaron en “coma político farmacológico” a un órgano imprescindible para el normal funcionamiento del cuerpo democrático.

Los senadores del radicalismo Noel Breard, Ricardo Colombi, Diógenes González y la senadora Carolina Martínez Llano del justicialismo integran la bicameral por la Cámara Alta; Rubén Bassi (PJ) vencido su mandato ya no integra el quinteto.

Los representantes de diputados en la comisión “seleccionadora” son Lucía Centurión, Albana Rotela Cañete y Lorena Lazaroff Puchiarello, todas ellas del bloque “oficialista. Ya no están Horacio Mórtola (PJ) y Eduardo Vischi (UCR).

Con “quorum” propio, seis sobre diez representantes, es obvio que el oficialismo gobernante hubiera cumplimentado el “trámite” sin problemas. Aun sin reemplazar a los que tres miembros que deberían ser reemplazados.

Mientras el Pueblo siga sin Defensor, los legisladores y sus respectivos espacios políticos seguirán “interpretando corporativamente” la Constitución por la que juraron y los derechos de sus mandantes.

¿Cuándo y cómo termina este capítulo vergonzoso guionado e interpretado por los “protagonistas” de la democracia? Nadie tiene la respuesta certera. Inclusive, hay más detalles irritantes que el ciudadano podrá conocer, cuando en una próxima nota el objeto de análisis sean los “aspirantes” y la posición de algunos legisladores “vitalicios”.

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