EN CAMPAÑA TODO SE OLVIDA

En campaña todo se olvida. Se construye sobre el agua. Algunos flotan…

En campaña todo está permitido. La amnesia. El engaño. El cambiar de bando. Es como si todo vale estuviera aceptado como norma.

No es una casualidad que algunos políticos utilicen como genérico el vocablo “la gente“. Universalizar el espectro evita dar precisiones. Es más fácil rejuntar que interpretar.

Sobre todo cuando se busca un lugar cercano al calor. Es poco creíble el político que dice “yo no quiero nada, apenas trabajar en beneficio de la gente“.

EN CAMPAÑA

No hay manera de dimensionar la verdad del relato. Pasan los años y los cambios apenas son maquillajes engañosos. Cambiar, para no cambiar nada. Gatopardismo puro.

Talvez el protagonista del video adjunto a ésta sea un dirigente íntegro. Un hombre generoso. Fiel ejemplo de dedicación a su pueblo o, si prefiere, a su gente.

Pero, los escenarios, tienen que ver con la historia y los protagonistas. Por eso, revivir el discurso de hace un tiempo atrás, da pie para analizar que son los políticos.

De la esencia del ser o no ser, se rescata, una característica común. Son proclives a “cambiar de idea o posición“. Al final, todo parece igual.

HORA DE LA MEMORIA

Recordar casi todos lo hacen. Tener memoria, a veces, es un privilegio. Sin embargo, la actitud del elector, es casi neutra. Recuerda pero no se acuerda. Tiene memoria, pero prefiere “bloquearla”.

Quizá porque todo cambia. Y en una de esas, obviar el recuerdo, le ayuda a tener esperanza de que algo cambiará en serio.

Es un dilema pero la historia política correntina demuestra que, al pie de la letra, “no somos enemigos, apenas adversarios” viene como anillo al dedo a todos. Sin excepción.

Para muestra, más vale un botón, o un video. No hay que esforzarse por condenar a la memoria, subvertida, o talvez anulada.

Vale la pena preguntarse: ¿Quién y por qué hace política sin mantener su palabra?

RÉDITOS

¿Le servirá a Valdés y a su espacio de renovación ampliar su espectro a cualquier costo? O quizá sea solo una estrategia para hacerle sentir a su mentor, que el puede lo que el otro no.

Lo cierto es que la mescolanza no genera diversidad. La alquimia no convierte en votos una foto inesperada.

Para resumir, jugar al “todo vale“, incluye todo. Y el ciudadano es unipersonal, no un total tonto. Ojo con el mensaje masivo, sin sujeto receptor, adulando al logro del personalismo exacerbado.

Puede salir mal.

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