LA JUSTICIA BAJO SOSPECHA

Cuestionada, la justicia bajo sospecha, tendrá cambios inminentes. No hay margen para dilaciones.

El ámbito en el que la Justicia deja traslucir sus virtudes y defectos reposa en el Poder Judicial. Por fuera de ese colectivo, detalles insospechados de una falsa moral no trascienden. Sin embargo, la sensación de que la Justicia no funciona, se convierte en certeza en la vida de los que además de ser víctimas, vuelven a ser victimados.

Es en ese poder de la República donde mayor imagen negativa tienen sus integrantes. La afirmación no representa una manifestación de animosidad. Basta con prestarle atención al vulgo para interpretar el acumulo de “pruebas” que respaldan la aseveración.

Periódicamente diferentes sectores expresan su opinión crítica, haciendo foco sobre todo, en la conducta y desempeño de magistrados y funcionarios. No hay fuero que no sea observado con recelo y, a veces, con temor.

La sociedad perdió la confianza. Sospecha. Se refugia en el “Dios nos asista” ante la falta de garantías.

LAS RELACIONES CARNALES

En Corrientes, la relación “estrecha” entre el poder político y la administración de Justicia, no es meramente institucional.

Desde quien propone, pasando por quienes examinan y hasta quien da el aval, son parte de un mecanismo en el cual la “política” pesa.

No en vano, la genealogía de muchos magistrados y funcionarios tiene innumerables puntos de contacto. Y no es casualidad. Es sistemático.

Es de público conocimiento que la conformación de los estamentos del judiciario, desde su máximo órgano hasta un juzgado de paz, pasa por el “laboratorio político”.

El poder de turno y algunos aliados, amalgaman conveniencia con oportunidad. Al punto tal que el mérito deja de ser una condición esencial y es resumido a un mero formalismo.

PRUEBAS A LA VISTA

La evidencia es palmaria. El Poder Judicial está repleto de clanes familiares. Padres; hijos; cónyuges; hermanos y otros grados de parentesco son condición “sine qua non” para formar parte de la institución que “administra justicia”.

Hay casos paradójicos imposibles de justificar ante la norma. Pero están. Mal que le pese a la sociedad, es una realidad  que garantiza la precariedad institucional del órgano que debería trasuntar independencia; autoridad moral; ética y, sobre todo, respeto a las garantías.

LA JUSTICIA BAJO SOSPECHA

Una mayor gravedad se corporiza día a día, cuando la política se apodera del destino de los jueces, subalternos y colaboradores.

Es el momento en que las instituciones con rango constitucional, en manos de quienes hacen prevalecer intereses políticos, condicionan sin siquiera amagar un gesto de pudor.

Y el retardo de justicia; la no admisión de prueba; y hasta el clásico “dormir el expediente”, son actos irrealizables si no hubiera connivencia e impunidad.

La justicia bajo sospecha es consecuencia de innumerables causas en las que, desde el inicio de las mismas, la presunción de injusticia es “fáctica”. Y se hace carne pulverizando los derechos de la ciudadanía. Pierde y paga el que no tiene “contactos”. Y a veces, hasta los que tan solo por hacer las cosas bien, molestan.

Los procesos, aun viciados, transcurren y se desenvuelven siendo utilizados como elementos de presión o ejemplo de escarmiento.

Jueces; fiscales; tribunales de alzada; y hasta el máximo colegiado de la justicia provincial, parecen tener “códigos propios” que han sido consensuados con aquel que los propuso o aquellos que podrían reconvenirlos.

SIEMPRE HAY SED DE JUSTICIA

En la calle, los rumores se corporizan en sentencias. Muchas veces la Ley es pisoteada malévolamente por quienes deberían aplicarla. El pueblo lo sabe. El periodismo también.

Surgen, desde diferentes vertientes, la idea imperiosa de que algo hay que hacer. En esa convicción que dejó de ser comentario, se va gestando un objetivo común: hay que sanear el sistema.

Crece, ya incontenible, una sucesión de propuestas que apuntan a “renovar” los actores. Hay muchos candidatos para bajarse del escenario. Otros tantos, probándose la toga.

Es cuestión de tiempo. La JUSTICIA no espera y quiere recuperar protagonismo.

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