LE BAJÓ LA BANDERA

Una imagen habla más que mil palabras y mientras Valdés jugaba en la Costanera Sur capitalina con los autitos eléctricos, un dirigente radical le bajó la bandera

Es difícil dimensionar el deterioro de la relación de Gustavo Valdés con algunos sectores del radicalismo, sin embargo todavía hay dirigentes que no se dejan manosear y por eso sobresale aquel que “le bajó la bandera” al inquilino de la rosadita correntina.

LE BAJÓ LA BANDERA

Tarde o temprano iba a trascender. Por decantación o por hartazgo, algún radical -de los buenos- decidiría “cantarle las cuarenta” al Gobernador Gustavo Valdés.

PolíticaEnCorrientes no tiene “patrón” ni compromiso con oficialismo u oposición. Por eso, con satisfacción, cedemos el espacio para que un ciudadano se exprese con absoluta libertad.

SIGLO XX CAMBALACHE (Y EL XXI TAMBIÉN)

Buenos días señor Gobernador

Sé que tiene muchos asuntos que atender, hoy regrese a mi casa y le conté a mi familia que por tercera vez me hicieron esperar una hora en sala para poder hablar con Ud. Y la verdad hoy tengo 52 años y ya me cansé de hacer pasillo en la era Colombista. Con Ud. la primera fue después de
haber asumido como gobernador, entonces los motivos fueron que “recién se estaban
acomodando”; la degradación y el estrés en la política de esos días hizo que decidiera exiliarme en
Neuquén en busca de trabajo, arriesgando incluso la integridad de mi familia, renunciar a mi cargo
de docente, renunciar a la jefatura de bomberos; la segunda vez (el año pasado a mi regreso
después de cuatro años de vivir solo en la Patagonia), dijeron los de su entorno que salió volando
por un imprevisto a la una de la tarde; por tercera vez ayer salió el “Chalo” con su actitud fanfarrona
a querer explicarme sin ni siquiera articular bien lo que me decía, como si yo no conociera el
lenguaje político de cuando solo te quieren “chamullar”.

Dicen que el que se enoja pierde, lejos estoy de eso, si estoy indignado como radical de cuna, desde mi bis abuelo, italiano e Yrigoyenista, porque cuando tuve que salir a pelear por votos para su primera gobernación, lo hice sin mezquindades, con tal de coronarlo como Gobernador,
sacrificando mi propia candidatura a la intendencia. Eso claramente duele, sobre todo al saber que
el ex intendente más corrupto de la historia de San Miguel (junto a su Sra. esposa), fue premiado
como asesor de gobierno luego de perder las elecciones, hoy mirando el sistema veo que sigue
cobrando un suculento sueldo de $213.281,01 como asesor del gobernador, más un sueldo de
docente sin trabajar como tal ($71.265,41). La primera dama después convertida en intendente,
también premiada recibiendo su sueldo de docente sin ejercer. Todo esto sin mencionar la casa
vidriada de San Miguel, un hotel en el acceso principal del pueblo, un departamento por calle Rioja
al 1000 en Ctes, todas las maquinarias de la obra pública que se llevó a la casa, y todo esto con plata
del pueblo y del fondo sojero que jamás rindió. Yo como concejal en su momento lo denuncie, pero
como ya sabemos, con buenos artilugios y apañado por el poder, en la nada quedó. De todos modos
este no es el punto, solo ilustra mi irritación.

En todas las oportunidades, solo fui en busca de un trabajo, o como en esta ocasión por una propuesta y así trabajar por mi tierra natal de Caimán. Seguramente también son ciertos los
rumores del futuro interventor, un foráneo que ni idea tiene que mi padre fue además de un buen
radical, uno de los primeros productores en arar la tierra para sembrar tabaco y algodón. Están los
“puebleros” que también ostentan y andan detrás de la figura de interventor, solo para complacer
su propio ego. Mi madre ahora con 78 años aún tiene su almacén en Caimán (uno de los primeros desde 1.975), con el que nos crió a los cuatro hermanos, enseñándonos la honradez, el respeto a las
personas y a los seres vivos, el trabajo, y la disciplina en todo.

Solo hago mi descargo por la indignación de saber que vivimos en una sociedad donde el tango “Siglo 20 cambalache”, lo describe con tanta certeza.

Evitaré totalmente volver a molestarlo. Gracias por su atención.
Saludos.

Edgardo Marcelo (Gringo) Tosolini

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