SER, O NO SER

Faltó el lunes. Y ayer, Valdés perdió la brújula y le echó la culpa a la meteorología. No es creíble que algún funcionario estuviera esperando para atenderlo de acuerdo a “su agenda”. El gobernador fue advertido que el GOBIERNO está ocupado en cosas mucho más importantes. Tuvo que resignarse y desarmar el viaje.

DECISIONES EQUIVOCADAS, CONSECUENCIAS INESPERADAS

El mandatario correntino no tiene poder de decisión. Su ausencia del lunes a la reunión -con invitación formal y difundida en todos los medios- en la que el Presidente de la Nación programó reunirse con los tres gobernadores de la UCR, fue inmediatamente interpretada como un gesto de rebeldía. No personal, sino inducido.

Ricardo Colombi, comienza a alejarse del slogan de campaña. En paralelo, instruye a su delfín para que dé señales de independencia y dominio de sus tiempos. Algo incomprensible en las horas aciagas que atraviesa la gestión nacional -su socio- y que por añadidura arrastra a los aliados provinciales.

El mercedeño ocupa un lugar en la cúpula de la UCR nacional. A la vista, una plana mayor cuyos miembros no tienen la misma opinión de las relaciones con el partido que gobierna la Nación. El ex gobernador no está conforme. Y lo manifiesta en medias palabras. Pero, en la “rosada mayor”, se  interpretan cómo lo que son: una velada amenaza.

Las consecuencias son imprevisibles. El daño ya está hecho. Valdés sólo repite lo que le dicta Colombi. Ahora, a apechugar.

INMADUREZ POLÍTICA

No hay funcionario ejecutivo en Corrientes que no recite el rosario “Nación, Provincia y Municipio”. El rezo y la adoración han tenido variados efectos. Algo se cumplió de todo lo prometido. Y lo que está en veremos, allí seguirá. No hay más plata. Y sería infantil creer en el “milagro político”. El Presidente Macri ya dijo que no es mago. Valdés deberá evaluar las consecuencias de su “deserción” en el momento menos conveniente. Esa travesura de secundaria, pone a Corrientes en la fila. Otra vez.

COMIENZA OTRA GUERRA

Queda claro, que el domador de Picurú, ha permitido que su delfín juegue a ser el César. Hasta ayer. De ahora en más deberán replantear que pueden aportar, y cambiar el discurso de sólo pedir. Si se auto excluyen del escenario de guerra que se avecina, para desgracia de los correntinos, la provincia será relegada irremediablemente.

Habrá ajustes. Merma en los recursos. Asignaciones de Nación, pero siempre condicionadas al análisis de la contrapartida. Valdés deberá comenzar a gobernar. Y Colombi tendrá que auto imponerse transitar el camino del retiro. No es momento para “eternautas”. No hay espacio para el egoísmo exacerbado. El escenario de crisis está en un punto dónde no hay vuelta atrás. Ir para adelante implica sacrificios. Es hora que la dirigencia ponga el hombro, la cabeza y hasta el renunciamiento, por lo menos a una parte de lo que le sobra. Pero esas actitudes están reservadas a hombres de bien. ¿Quién se anota?

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