Perdió. Otra vez (y van?) la lluvia superó el Plan Hídrico. Un caballito de batalla dialéctico que no pasa de ser un agujero negro que consume millones de pesos que aportan los contribuyentes. Eduardo Tassano, más tarde, utilizará la red de medios pagos para esgrimir alguna excusa insulsa.
La lluvia es una bendición, a veces. Para el intendente (?) de la ciudad de Corrientes, la lluvia es un karma. La ciudad se convirtió en una “Venecia” del subdesarrollo. Inundada, desatendida, esquilmada por la inacción y los negociados.
No hay calle de la ciudad que no se haya convertido en un canal de agua sucia. En todos los barrios capitalinos, sin distinguir clases sociales o preferencias políticas, se sufren las consecuencias de la lluvia que se ve potenciada por la inacción estatal; la incapacidad operativa; el derroche de recursos; y una prolijamente planificada campaña publicitaria de promesas, que con la realidad humedeciendo bienes y personas, es obvio que resultó ser una gran y onerosa mentira.
DOBLE FAVOR
Eduardo Tassano debería tener la honra de hacerse un favor personal: RENUNCIAR. Por consiguiente, con ese acto, estaría haciéndole un favor a los ciudadanos de la ciudad de Corrientes.
Fue electo, es cierto. Pero no es pecaminoso reconocer sus propias limitaciones con un gesto de humilde grandeza. El sinceramiento no lo hará más perverso que la hipócrita catarata de excusas, promesas y mentiras que a diario derrama como mensaje superador a través de los medios financiados por pauta, cuyos recursos provienen de los impuestos.
RENUNCIAR: Sería una bendición para el médico, dirigente deportivo, ex concejal y diputado, y fundamentalmente para el hombre vecino-ciudadano que, se supone, todavía habita en él. Es preferible caminar por las calles de su ciudad con la frente alta, seguro de que hizo lo que podía, y que ante su falta de capacidad, dio un paso al costado. Noble gesto. Eso será mejor que transitar las calles de ésta “Venecia” improvisada, escondido detrás de los vidrios polarizados de algún vehículo municipal, para evitar que la gente le reclame civilizadamente o, ante la furia atendible, con un insulto.
NO HAY SOLUCIÓN
La naturaleza no rinde cuentas. Los funcionarios si. Está palmariamente demostrado que Eduardo Tassano podrá tener innumerables virtudes y condiciones; pero no para ser Intendente. Valió la pena el intento. Ahora, no en unos meses, debe hacer un examen de conciencia y sincerarse íntimamente; tiene la oportunidad de redimirse.
No serán más de mil personas las que intenten modificar su decisión de renunciar. Los vecinos, no lo bancan, ni siquiera aquellos que le votaron. Su gestión está plagada de inconsistencias. Debe pensar en todos los ciudadanos y no, en el grupo de amigos, entenados, punteros y funcionarios. Está en juego la viabilidad de una ciudad castigada por la improvisación, el desmanejo, la impudicia.
De insistir en su capricho, la ciudad le explotará en sus manos. Todos los servicios básicos son motivo de insatisfacción o queja. No ve el que no quiere ver.
Tassano debe recordar una máxima: “todo lo que se construye en una vida, puede destruirse en un instante”. Por eso, es loable ejercer el sentido común.




El Municipio tiene áreas que funcionan bien. Jurídica te ejecuta deudas de multas de la época de Vignolo.
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