El gobernador Gustavo Valdés dejó inaugurado el periodo ordinario de sesiones en el legislativo.
Con un discurso apático, pleno de retórica, sin condimentos esenciales, Gustavo Valdés habló ante la Asamblea legislativa.
No hubo sorpresas. Ratificó lo obvio e insistió en el mensaje optimista. Promesas y voluntarismo. Pura tradición de poder -que ya cumplió los 18 años- afianzando un estilo que se apoya en generar expectativas y fabricar justificaciones.
Cero autocrítica. Como si reconocer errores fuera pecado. Quizá porque el dogma de la política correntina incluye entre sus valores potenciados la ceguera y el olvido. Y sí, la ciudadanía olvida rápido y a cada día ve menos. O finge que no ve.
CABALLO GANADOR
En la carrera cuadrera por el 2021, Gustavo monta un caballo conocido. Inclusión y Desarrollo, se llama el matungo que el gobernador eligió.
En el haras de ECO, lo que menos importa es el nombre. Todos los potrillos son iguales. El tema es quien lo monta.
Mientras Ricardo salió a desmentir sus aspiraciones, mencionando a los “alcahuetes” -sin dar nombres-, quedó la sensación de que quizá prefiera imitar al Vanellus chilensis (el Tero Tero), cantando lejos del lugar donde puso los huevos.
Puesto en evidencia, prefirió negar su próxima candidatura. Sabe que más adelante podrá esgrimir su cambio de postura en la clásica “asumo el desafío porque la gente lo pide”.
PRIMER ACTO
Se levantó el telón y, comenzó la obra que constará de varios actos. Durante el transcurrir del 2020, varias presentaciones le irán dando sentido al “argumento”. Al final, la política es eso: dialogar y acordar.
