VAMOS COMPAÑERO ¿SE FUE?

Silencio en el barrio, vamos compañero ¿se fue? Después de haber festejado como propia la estrategia que colocó a “la sobrina” como autoridad del senado, su agenda parece ser “mirar la carrera” desde afuera

El silencio de Vamos Compañeros aturde. El espacio que lidera Rodolfo Martínez Llano entre bambalinas mediáticas, sopla letra a los compañeros peronistas, con el objeto de generar más caos en el desorden.

Rodolfo, más cómodo como operador que como dirigente o candidato, sigue operando a favor de su sobrina Carolina Martínez Llano. La actual senadora vence mandato el 10 de diciembre y, el tío, no pierde la esperanza de mantenerla en un lugar clave dentro del andamiaje de poderes que representa el sistema republicano.

La estrategia elegida es fustigar a todos y a cualquiera que pretenda postularse a una candidatura para las elecciones provinciales. Sin sutilezas castiga las actitudes de algunos intendentes y abruma con insinuaciones a otros jefes comunales que no están totalmente convencidos de que la “interna” por las candidaturas represente un beneficio para sus comunidades.

VAMOS COMPAÑERO SIN FILTRO

Acostumbrado a las operaciones mediáticas y a las negociaciones inter partidarias, siempre en busca del beneficio propio, el ex diputado nacional desparrama munición gruesa para debilitar -más aun- el frágil equilibrio que Juan Zabaleta logró plasmar en el frente inscripto el 11 de abril pasado.

No ahorra calificativos para desacreditar a los intendentes que pretenden un lugar en la nómina de legisladores. De la misma manera, critica la actitud de los dos diputados que vencen su mandato. Al punto de manifestar que “los cargos no son vitalicios”.

Esa expresión o chicana que pone en boca de otros -jamás dirá esta boca es mía- le juega en contra al visualizar el bosque sin que el árbol sea una muralla. Y es así, porque si los cargos no son vitalicios, insistir en la reelección de su sobrina es salivar hacia arriba y permanecer estático aguardando que la ley de la gravedad haga lo suyo.

UNA LENGUA MORDAZ…

Que tiene quién escriba por él. Y casi siempre se posiciona como juez inapelable aprovechando la ventaja que le da el privilegio de opinar en sus propios medios.

Poco favor le hace a la democracia peronista que un lobbysta pretenda marcarle la cancha a quienes, mal o bien, intentan aportar un grano de arena. Por lo menos para construir una “cabecera de playa”.

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