COMISIÓN CON UNA MISIÓN

La UCR designó una comisión con una misión: evitar la grieta interna. Es decir, la atribución de “construir las alianzas”, es apenas una excusa. El apoyo unánime no se derrama

Pasó la Convención de la UCR en un clima de unidad que apenas se sustenta en la propaganda y porque el viento de las dudas, congela más de lo que mueve.

Una “comisión” de notables (4) tendrá la “misión” de construir el camino de las alianzas. Siendo gobierno, que el principal interesado y actual gobernador la integre, es una señal que nadie se animó a “destripar” para poder interpretar una realidad conflictiva que el radicalismo se empeña en disimular. Sin mucho éxito, por cierto.

COMISIÓN CON UNA MISIÓN

Gustavo Valdés, gobernador y candidato. Ricardo Colombi, presidente del partido y estratega. Sergio Flinta el anterior presidente. Y Henry Fick, quizá en el rol de moderador, mientras preside la Convención del cumpleañero partido.

Siendo tan duchos en las lides democráticas, suena raro y se ve peor, que los radicales hayan depositado en cuatro hombres – con intereses en juego – la responsabilidad de construir las alianzas del radicalismo con vista a la elección del 29 de agosto. Sobre todo porque la discusión entre cuatro hará menos ruido que las discuciones dentro de la Convención.

Lo cierto es que ante la falta de definiciones certeras, la pulseada entre Valdés y Colombi o si prefiere, entre ECO y Vamos Corrientes, tendrá lugar en una mesa de cuatro patas. Un póker casero, para ver quién gana o quién pierde menos.

LA GRIETA INTERNA

El radicalismo gobierna Corrientes desde 2001. Gimnasia no le falta. Sin embargo, en el umbral del cambio generacional, no encontraron el camino de una transición por lo menos ordenada.

Valdés se apropió de los éxitos de los gobiernos que le precedieron. Y escondió los fracasos bajo toneladas de propaganda. Nunca se detuvo un instante en la autocrítica. Lo importante es el relato y no lo que los medios prefieren callar.

El progreso prometido es de cartón. La provincia continua inmersa en desigualdades que nada tienen que ver con ser “socios o no” de un gobierno nacional. Y cuando lo fue, las mayores promesas no salieron de la virtualidad que la publicidad derramó sobre un electorado manso y acomodado al “más vale malo conocido…”. Los radicales de a pie esperaban otra impronta. Y no fue.

Por eso la “grieta interna” fue ensanchándose. Hay estilos y puntos de vista disimiles. El territorio, en su vastedad, tiene dramas crudos que no se conjugan en sincronía con las “redes sociales” y los “pan y circo” potenciados aun en pandemia.

Colombi sabe que la crisis es inmensa. Las necesidades ya superan la línea de la desesperación. El marketing no vota. Pero deja jugosos dividendos a quienes se lo venden al gobierno. Y sí, seguro, hay hombres de la gestión asociados a esos “creadores de humo”.

En el medio, hay medio centenar de prominentes radicales, con muchos años en la gestión – ejecutiva o legislativa – que están preocupados en mantener el status quo. Lo importante es estar. Sobre todo adentro. El problema lo tienen quienes quieren entrar.

EL APOYO UNÁNIME CONTENIDO

Solo las encuestas y las decisiones de cúpula muestran un apoyo “incondicional” al personaje que hoy tiene la sartén por el mango.

Socios vitalicios y adherentes con acciones de privilegio, han manifestado respaldo a Gustavo Valdés. Tierra adentro o en los barrios periféricos capitalinos la reacción es de indiferencia.

Mientras los y las periodistas de PE$O se contracturan de tanto exprimir sus cerebros para alabar al “héroe” del siglo XXI, muchos correntinos hacen esfuerzos inhumanos para sobrevivir en el día a día.

Hay intendentes que descreen de las encuestas. Otros ven con preocupación el reclamo “in crescendo” por la predilección del gobernador que pone todas las fichas a la ciudad capital.

Hacia abajo, en la uniformidad del territorio, el fanatismo por Valdés ni siquiera tiene la densidad de una sombra.

¿VAMOS CORRIENTES O ECO?

La mesa de cuatro definirá si las colectoras tendrán el sello de Colombi o, el de Valdés. Compromisos hay, de ambas partes, para colocar alfiles.

La realidad canta hora a hora que en varios municipios el oficialismo hará su propia ley de lemas. Recursos para la campaña sobran, Valdés tiene fichas para apostar a todos los números y si hace falta apostará a las letras.

Pero en definitiva el radicalismo por ahora, se resume a una Comisión.

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