ELLA NO CREE EN CASUALIDADES

Ella no cree en casualidades. Tampoco los que construyen poder. Y, por si fuera poco, el análisis está exento de elementos casuales

La doctora honoris causa no cree en casualidades. Una expresión que la equipara a todos los caciques políticos. Sin embargo, su alocución sin filtro y sin ayuda memoria, la posiciona en un nivel inmediatamente superior al conjunto de mediocres que pululan en el ámbito político y dirigencial de éste bendito país que todavía gatea institucionalmente. A pesar de los años y de las promesas.

Ella, culpable o no, sigue siendo auténtica. No en vano pone “la cara, el cuero y la firma“. Está diciendo que el o los errores cometidos no son anónimos. Fiel a su estilo, determinante, el infierno o el paraíso de manera simbólica son producto de sus decisiones.

ELLA NO CREE…

Tomar puntualmente algunas de sus definiciones son un ejercicio sencillo. Nada de lo que afirma es casual. Y todo lo que dice, lo hace. Pone en evidencia que no opta. Elige. Asume que ella lo eligió -a Alberto Fernández-, en función de una construcción de poder colectivo, a quien “no representaba a ninguna fuerza“.

Es decir, le dio poder a quien confiaba, tendría la ubicuidad de no auto investirse como el dueño de lo que jamás le perteneció. Hoy, la realidad le enrostra el contraste: el poder cambia a las personas.

Si la “interna” es fruto de insatisfacciones o desacuerdos, quedo claro desde sus dichos, cuales son los aspectos que no comparte, no apoya, ni soslaya. Ella sabe, porque parió el proyecto, que el “modo Alberto” no representa el sentimiento político del Frente de Todos.

No es pelea y sí, debate. ¿Se estarán reproduciendo? Es lógico, los “reacomodamientos” existen. La corrección de un rumbo, también.

En consecuencia, estúpidos son quienes piensan que ella sería capaz de cometer un “filicidio“, y dar inicio a una crisis política e institucional de consecuencias inimaginables.

MÁS ALLÁ DE LAS INFIDENCIAS

No podía estar ausente la mención de La Cámpora y, con el relato de circunstancias concretas, confirmó su “madrinazgo“. Benévola, sin hacer hincapié en cualidades y aptitudes, puso blanco sobre negro insinuando que la “tribu” cuestionada tiene menos poder del que le ofrecieron.

También fue magnánima y no crucificó al ministro Kulfas. Apenas hizo referencia a que, el Presidente lo escogió y aun lo respalda, a pesar de que Matías fue el autor de un libro crítico del kirchnerismo. Pocas palabras para definiciones evidentes.

ORATORIA CON DEFINICIONES

No habló una emisaria del Olimpo. Ratificó su condición terrena cuando señaló puntualmente cuales son los ítems que la desvelan. Contrapuso a las iniciativas banales, lo que cree, son las preocupaciones de la gente.

Economía; el rol del poder Judicial – en especial el de la Corte Suprema-; las necesidades básicas insatisfechas; visiones particulares -fundamentadas- sobre el “capitalismo”, la “inflación”, el “bi monetarismo argento”.

En definitiva, catalogó el poder, desde el juego de “intereses” que se imponen en lo económico; la Justicia; y la gestión de iniciativas cotidianas. Allí está la cuestión: se acordó de la “gente“. Esperanzas y anhelos insatisfechos. Toda una definición que señala debilidades de la actual gestión que a simple vista, desde su espacio, la tienen como garante.

PRESENCIAS ACOTADAS

Los referentes territoriales correntinos que acompañaron el evento fueron pocos. Por lo menos los que estaban visiblemente acomodados en primera fila.

Jorge Romero; Roberto Fabián Ríos; José Ruíz Aragón; Nancy Sand y algún otro integraron la multitud que acompañó atentamente el discurso de la Vicepresidenta.

La delegación de notables, acostumbrados a posar para la foto, se sintió cómoda. Inexpresivos, no dejaron traslucir preocupación alguna por el desempeño intrascendente que encarnan como oposición hace 20 años en Corrientes. Y no cambiaron muchos los actores. Ni siquiera los nuevos personajes dan la talla -por incapacidad o desinterés- para insinuar liderazgo.

Por suerte, públicamente, ella ni siquiera los amonestó con un gesto. Lógico, electoralmente, el caudal de votos que éstos improvisados dirigentes pueden ofrecer mengua en cada elección. Para que dar por el pito más de lo que vale?

TRANSPARENCIA INTELECTUAL

No hubo mensaje encriptado. Fue clara, concreta y contundente. Sabe que construir, a veces, implica replantear la obra. Porque en alguna etapa del proyecto alguien se equivocó. Mejor corregir que lamentar. Una decisión humana netamente política. Hace a la supervivencia.

La frase insignia que dejó su discurso es una definición que interesa a propios y ajenos. No hay pelea. Hay debate. No hay caprichos ni enconos. Hay posiciones casi doctrinarias que determinan las acciones.

En síntesis, la agudeza siga intacta. Su rol no tiene autoría. Sin embargo es esencial, para que la obra culmine sin un último acto, que seleccione mejor sus actores de papel secundario.

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