La UCR Corrientes enfrenta una crisis institucional sin precedentes. Colombi devuelve el golpe y pone en duda lo resuelto por la Convención. El “Valdecismo” se ampara en los hechos consumados
La UCR Corrientes abandona las imposturas y hace visible dos sectores radicalmente enfrentados. Gustavo Valdés y Ricardo Colombi empujan al radicalismo provincial a una posible judicialización de la interna que los separa hace tiempo.
Hace rato que el radicalismo correntino desplazó el debate político institucional, reemplazándolo por la discusión de intereses sectoriales, anclados en “grupos de poder“.
UCR CORRIENTES
Para los radicales correntinos, la última semana de abril del corriente año, quedará en la memoria por lo vertiginosa y determinante.
Todo comenzó el miércoles 24 de abril, al conocerse dos Resoluciones de la Mesa Ejecutiva del Comité Central del radicalismo provincial presidida por Ricardo Horacio Colombi, convocando a elecciones internas para la renovación de autoridades partidarias para Mayores y la Juventud.
Casi de inmediato surgió la convocatoria a la Convención provincial de la UCR para el lunes 29. Sin embargo, no se hizo público ningún documento oficial de la Mesa Directiva de la Convención, institucionalizando la resolución de la convocatoria, sus fundamentos y el Orden del Día respectivo.
A diferencia de lo resuelto por el Comité Central, la Mesa Directiva del máximo órgano partidario, se limitó a dejar trascender la novedad a través de los medios de prensa y las manifestaciones públicas de algunos referentes partidarios.
Fue tan evidente el nivel de urgente improvización, que el contenido del temario se explicitó a través de declaraciones de Diógenes González y Noel Breard. Ambos senadores provinciales dieron sus versiones personales con respecto a los asuntos a tratar en la Convención convocada a las apuradas.
COLOMBI INTIMA A LOS INSURGENTES
El 8 de mayo, mediante una Carta Documento, Ricardo Colombi en su condición de presidente del Comité Central de la UCR Corrientes solicita al secretario de actas de la Convención radical precisiones sobre lo tratado y lo resuelto en la sesión extraordinaria del 29 de abril.
Es decir, Colombi pide información oficial y documentada sobre hechos de los que aparentemente no ha sido notificado fehacientemente. Su requerimiento impone plazos y los realiza argumentando desde su condición de presidente en ejercicio y en salvaguarda de derechos políticos colectivos e individuales, citando inclusive artículos de la Carta Orgánica de la UCR y de la Ley de Partidos Políticos.
Según manifiestan en off varios referentes radicales “Ricardo Colombi pone en duda la validez de la Convención desde la raíz y en consecuencia, si la misma no cumple con todos los requisitos normados, sus decisiones son nulas de nulidad absoluta“.
Señalan además que este enfrentamiento “camino a la judicialización” preanuncia la toma de una decisión política por parte de las autoridades nacionales de la UCR. Antes que “ventilar en la Justicia un conflicto institucional” lo más lógico sería la intervención del Partido.
Y resaltan: “si los mandatos vencieron el 12 de mayo y aún con la decisión de la Convención de prorrogar parcialmente la vigencia de su institucionalidad, demostrando cierto sesgo, es más lógico y justificable una “Intervención” hasta que asuman las autoridades electas el 27 de octubre, fecha de elecciones internas convocadas por el Comité Central y ratificadas por la Convención.”
EL RELATO DE LOS INSURGENTES
Algo terminó de quebrarse en la UCR correntina. Gustavo Valdés y sus encolumnados, rompieron los “códigos y lo jubilaron a Ricardo Colombi“, sin siquiera animarse a decírselo en la cara.
Usaron una Convención, de apuro e improvisada, para darle institucionalidad a su intención fundamental: dejar sin representatividad institucional a Colombi.
Las huestes del “Valdecismo” no respondieron al requerimiento -vía Carta Documento- de quien firma como presidente del Comité Central.
Encomendaron a su co-apoderado Alfredo Vallejos la presentación de un escrito en el Juzgado Federal con competencia Electoral, donde se informa lo resuelto en la “Convención” del 29 de abril.
Ese trámite judicial de informar a la “justicia electoral“, concretado ayer lunes 13, fue utilizado mediáticamente para hacer creer que lo actuado fue admitido como válido por el Juez con competencia electoral.
Cuando en realidad, lo único que expresa el magistrado son dos puntos y tres incisos, que se resume en la forma “Téngase presente…“. Es decir, toma conocimiento formal, no dictamina ni resuelve sobre el “contenido” del escrito presentado.
NO HAY NADA EN FIRME
Mientras las dudas van tomando cuerpo en la conciencia de los radicales correntinos, su dirigencia sigue demostrando que la conjunción entre los personalismos y el poder son un virus que enferma las instituciones políticas con profunda convicción democrática.
El disenso admisible y el consenso constructivo son vitupereados por los que imponen sus tiempos e intereses, a lo que verdaderamente importa a sus propios afiliados y a quienes sin serlo le confiaron la responsabilidad de representarlos al votarlos.
El radicalismo correntino, después de más de veinte años en el ejercicio del poder, no sabe o no le interesa reinventarse. La cúpula radical, originariamente apadrinada por Ricardo Colombi, hoy no duda en “matar un rey para entronizar otro“.
Al tres veces gobernador las experiencias no le han dejado enseñanzas. Ya le pasó con su primo Arturo. Y hoy, aquellos a los que hizo crecer y los ungió durante tantos años, hacen realidad la máxima: Cría cuervos y te comerán los ojos…
