Vacío legal es la definición más justa para la “inconsistencia” documental de la gestión municipal. Ausencia absoluta de la publicación actualizada del Boletín Oficial. Además, algunos ejemplos que generan sospechas
El vacío legal de la decadente gestión municipal queda expuesto sin ambages por la ausencia física y digital del Boletín Municipal.
Que no se publique, ya es grave. Pero más preocupante es que muchas de las publicaciones contienen errores que obligan a pensar en una “nulidad” insalvable.
Es decir, los ciudadanos correntinos no tienen garantías sobra derechos básicos que por su rol y responsabilidad, tanto el Ejecutivo y el Concejo Deliberante capitalino deberían garantizar.
VACÍO LEGAL Y SUMATORIA DE ERRORES
Es imposible “cumplir” con lo determinado en una Ordenanza que no es publicada en tiempo y legal forma.
Primero, porque puede aducirse desconocimiento por parte del “infractor“, aun cuando el funcionario municipal tenga en manos una copia certificada de la “norma” que avala la “sanción“.
Es decir, si el “medio oficial indiscutido” (Boletín Oficial Municipal) que hace obligatorio el “conocimiento” de la vigencia de la norma no se publica, el ciudadano no ha sido notificado legal, formal y fehacientemente de la existencia de esa “norma“.
Segundo, como se puede obedecer una norma que, desde su sanción y promulgación, mantiene “errores” de redacción que hacen “imposible” considerar una interpretación jurídica seria.
Por lo tanto, publicada en ambas ocasiones -sanción y promulgación- con defectos, caben dos interpretaciones: no leen lo que firman y publican; o hay demasiados empleados subordinados que ni siquiera leen y ejecutan pensando que lo decidido y ordenado es “palabra de Dios“.


Por lo tanto, para cualquier ciudadano que pretenda “interpretar” la normativa que el Ejecutivo Municipal sugiere para “informarse” y, el Concejo Deliberante sancionó como norma de regulación para el ejercicio de actividades que como condición primordial necesitan de la “Habilitación Comercial“, es lógico aducir que nadie sabe lo que firma; nadie revisa lo que se publica; hay demasiados concejales, funcionarios del ejecutivo, empleados subordinados e inclusive, funcionarios de otros poderes que no le dan ni la importancia ni la trascendencia a la “legalidad“.
El vacío legal esta institucionalizado. No solo por la superficialidad de su concepción, sino también en la liviandad de su “oficialización e instrumentación“.
UNA MUESTRA: BASTA UN BOTÓN
Casi sin querer y, para hacer notar que la ley está pero no se cumple, cualquiera puede depararse sorpresivamente con situaciones “irregulares” o como mínimo “indefinidas“.
Quien haya concurrido a la Facultad de Medicina, por calle Rivadavia al 1100, para “intentar” vacunarse contra el Covid o la Gripe, lo habrá visto sin darle demasiada trascendencia.
Lo cierto es que como anexo de las instalaciones de la Facultad; dentro de su perímetro edificado, hay un “café” cuyas instalaciones a simple vista no cumple con ciertos requisitos.
A saber, no tiene en exhibición -pegado en su vidriera- la “inscripción” en la AFIP; no tiene tampoco exhibido en lugar alguno -visible- la “Habilitación Comercial“.
Además, el local en ciernes, podrá tener menos de 100 metros cuadrados pero no debería ser considerado de “bajo riesgo” -tal como fija la Ordenanza- si se considera su adyacencia a un edificio donde la densidad de concurrentes es superior a los que caben dentro del local.
Por si fuera poco, tratándose de un local que para su actividad es imperiosa la utilización de “gas envasado“, es incomprensible que no se le exija por lo menos un “matafuegos“.
Ni hablar de la “habilitación expedida por el Cuerpo de Bomberos” que contempla otras condiciones de seguridad.
Es decir, en un solo ejemplo, todas las funciones del municipio: habilitación; fiscalización; contralor caen por la indisimulable desidia con la que hoy, la gestión Tassano – Lanari – Calvano pretenden hacer “figurar” como un Municipio “estrella“.



LA REALIDAD MATA RELATO
Quedaron expuestas de manera contundentes dos situaciones que ameritan ser consideradas como “graves deficiencias o irregularidades“, no solo en la gestión ejecutiva del municipio sino también en el irresponsable accionar del Concejo Deliberante.
Ambos, ni siquiera chequean los horrores ortográficos con los que sancionan y promulgan las Ordenanzas. Un desquicio absoluto de seriedad en cuestiones que hacen al valor institucional de sus funciones y sobre todo, obligaciones.
Estamos mal, pero vamos bien. Frase triste si las hay. Pero, que cabe como un balbucear ideal en los funcionarios que no nacieron de un repollo. La mayoría de los ciudadanos los votaron. Es hora de que sepan que hacen lo que eligieron.