VALDÉS Y EL PRESUPUESTO

El gobernador  espera que aprueben el Presupuesto. Los senadores del PJ lo aprobarían en parte. La autorización especial para tomar préstamos podría ser un escollo. Colombi juega al ajedrez moviendo piezas.

Semana de definiciones atravesada por la política. Los movimientos inciden en la “arquitectura financiera” de la gestión Valdés. El gobernador necesita la aprobación del Presupuesto que ya tiene media sanción de Diputados. Pero el Senado, puede provocar un “congelamiento” parcial de la ley de leyes.

CONTABLE O ESTABLE…

La aplicación de recursos no es un inconveniente cuando los mismos están en caja. El problema es presupuestar “opcionales”, sin definir: ¿Cómo, cuándo y dónde?

Quiere decir, que todos los argumentos que el Ejecutivo expone, justificando la previsión de la toma de créditos para la concreción de “obras previstas sin financiación”, es un alegato que no convence.

La oposición, entiéndase el PJ orgánicamente, ha decidido que sus legisladores no avalen la autorización para que la gestión Valdés disponga discrecionalmente la posibilidad de tomar empréstitos por 7 mil millones de pesos.

Es un criterio lógico, plantear la posibilidad de sugerirle al gobernador, que priorice un Presupuesto estable sin “por las dudas”. Permitirle que pretenda la autorización para la toma de deuda, sin saber en qué condiciones se ejecutará la operatoria, sólo por el hecho de que se prevé en el presupuesto el destino para la ejecución de esos recursos, es un “asiento contable sin cifras reales”.

BAJO LA LUPA

Aun con la fundamentación de que las obras son “estratégicas e imprescindibles”, no escapa al oficialismo que la mejor manera de presupuestar es planificar el gasto con lo que se dispone. Si el Hospital Neonatal es prioritario, es válido el razonamiento de que se redistribuyan fondos que se utilizan en otras áreas que no demandan la misma urgencia de ejecución. Ejemplos sobran. Publicidad, por ejemplo. Renovación de la flota de vehículos en diferentes jurisdicciones, por ejemplo. El uso indiscriminado de la flota de aeronaves de la gobernación, por ejemplo. El listado de opciones es interminable.

Pero el gasto operativo de la política es irreductible. Se nota en el sacrificio que se le impone al ciudadano común con aumentos de impuestos, de tarifas, de combustibles.  El gobierno siempre tiene una excusa para transferir los males, pero no para distribuir los beneficios. Solventar un Estado gastador, es un juego. Peligroso, por cierto.

Tal vez por ello, además de los senadores de la oposición, hay “propia tropa” que percibe inconsistencias en el modelo de endeudamiento que el gobernador pretende.

LA SOMBRA ESTÁ, AUNQUE SE MUEVA

Ricardo Colombi no lo expresa en palabras claras. Sus pocas intervenciones públicas son un laberinto de significado variable. Sabe, porque las ejecutó, que las advertencias no siempre son bien recibidas. El senador  tiene otra visión y a pesar de sus charlas domingueras con Carlos Alonso -audiencia obligatoria por parte de los funcionarios de cualquier rango-, no consiguió que el mensaje penetre el subconsciente de la muchachada en el ejercicio del Ejecutivo.

No se trata de que pretenda condicionar a Valdés. Apenas si sugiere que hay cosas irrealizables; sobre todo porque lo que se esperaba, no se dio. La inversión en infraestructura es necesaria. ¿Y la salud o sobre vida de nuestros recién nacidos, que grado de prioridad tiene?

Por eso, quizá con una visión más pragmática, conocedor al dedillo de las expectativas del correntino, Ricardo Colombi no tiene empacho en decir una cosa para la tribuna de Buenos Aires y hacer otra absolutamente diferente en su territorio.

LOS NÚMEROS ESTÁN

El oficialismo en el Senado tiene los votos propios y los necesarios para conseguir los dos tercios. Eso no significa que el gobernador Valdés tenga dominio o influencia sobre el bloque, cada vez que remite una iniciativa. Ya le pasó en Diputados, con los proyectos de “Paridad de Género” y “Voto joven”, que fueron “congelados” hasta el año próximo por los diputados de su bancada.

Pero si en matemáticas los números son pero no son, hay que imaginar que en política los números serán lo que deban ser, o serán nada.

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