SAN VALDÉS UN SANTO PAGANO

San Valdés será venerado los 29 de agosto. Sobre todo, después de haber logrado que 3 de cada 4 le deban una vela. Todavía no hay milagros. Pero no importa, al final, valen la fe y las promesas

San Valdés, el gobernador, tiene 365 días hasta su próxima “fiesta patronal“. Es decir, en doce meses, cuando se conmemore el primer aniversario de éste “santo pagano“, podrá verse si cumplió por lo menos con alguno de los milagros prometidos.

SINTETIZANDO LA FE

Valdés no le hizo asco a ninguna liturgia. Al contrario, las juntó todas. Peronistas; socialistas; conservadores; populistas; capitalistas; inversores; chinos y demás yerbas fueron el domingo a depositar ofrenda.

No hubo espacio para la razonabilidad o el análisis de los electores. Era lógico que el corazón y el fervor prevalecieran en la intención de creer en el “mesías“.

El gobernador prometió el paraíso, para todos. Pecadores, infieles y hasta herejes, tuvieron un lugar al amparo de quien encabeza la “nueva creencia“.

San Valdés, perdonó casi todo. Y sin ambages ofreció la salvación a quienes no tengan dudas de su destino celestial.

Claro que hubo excepciones. En la tierra que dio origen a su vida santa no dudo en “bendecir” a su propio hermano. Juan Pablo, ya no sólo tiene nombre de Pope. También, al derrotar a Eduardo Burna, dio un paso para convertirse en el heredero más firme de la dinastía.

SAN VALDÉS Y SUS PEREGRINOS

El clamor inevitablemente se transformará en peregrinación. Y en esta tierra sin mal ninguna ideología puede contra la fe. Sobre todo si se trata de un “santo” que logró conjugar en sí, todos los dogmas.

No tendrá una iglesia, ni un templo. Pero seguro que todos concurrirán al lugar que esté. Son muchos los “peregrinos” que deben asegurarse que sus pedidos sean oídos y, atendidos.

LA SALVACIÓN VA DE SU MANO

De su mano, parece, casi todos se salvan. Pero, eso no significa que piense en crucificarse. Al final, este santo es gaucho pero no gil.

San Valdés tiene la habilidad de convertir cardenales en monaguillos y, también a la inversa. En su entorno no hay ángeles maliciosos. Pero tampoco ángeles.

Su magnetismo espiritual desencadena discursos encendidos y juramentos de obediencia. A tal punto, que él mismo elige quienes se sentarán a su diestra o, compartirán su mesa.

En cada rincón de la tierra sin mal llegó su mensaje. No hubo paraje, poblado o ciudad que se haya quedado sin algún bendecido de su confianza. Es el “salvador” que, hasta se dio el lujo de prescindir de profetas. Aunque algunos sigan reticentes a cumplir la penitencia del olvido y entre murmullos confiesen: por mi culpa, por mi culpa.

No hay dudas que su influjo es tan poderoso como un exorcismo. Ante el se postraron sin disimulo hasta los sospechados, condenados y excomulgados. Bienaventurados los que consiguieron un lugar en las “listas”!!!!

MANIPULADOR DE MILAGROS

Éste santo pagano tuvo la habilidad de que el espejismo sea una realidad bíblica. Del barrial hizo ripio y pavimento. Es decir le dio estatus de ciudadano a la feligresía. Aunque después cada uno tenga que aportar un diezmo en formato de impuesto. Nada es gratis.

Inauguro escuelas y hospitales. ¿Médicos y maestros? Después, recién comienzan los milagros. Hay que tener en cuenta que la “cáscara” está, con el tiempo se creará la esencia. Obviamente, de sus manos.

En ésta paradisíaca democracia, no dejo que se mueran los cultos que agonizaban por la merma de adeptos. Los cobijó a todos. “Venid y transmitid mi palabra”, parece haber sido el disparador que mantuvo con vida a los partidos condenados. Y por si fuera poco, se encargó de darle nombre a nuevos cultos, que inevitablemente sumaron a su cruzada.

Si faltaba algo de folklore, llenó de “estampitas” cada esquina, poste y árbol. Si alguien se quedaba unos minutos parado terminaba cubierto de la “fotito” o de la “boleta”. Está en todos lados.

LA TIERRA PROMETIDA

Vamos Corrientes… ¿Hacia dónde? Eso no importa. El destino es una construcción. Muchachos, el rumbo, ya lo estableció el santo pagano.

Por ello, aunque suene formal y hasta retórico, los correntinos deberán esperar los milagros. Por ejemplo que: haya mayor transparencia; la obra social y el sistema jubilatorio se adecuen a la realidad de las necesidades de los “adeptos cautivos”; que la energía eléctrica tenga un precio justo y la paguen todos; que el agua y las cloacas no sean servicios de lujo; que el transporte deje de ser caro, malo y extorsivo; que las vacas, la madera, el arroz, y algunos productos más, generen riqueza y no ricos; que los que trabajan tengan un salario digno; que los explotados por la precariedad que el Estado impone y administra tengan la oportunidad de ser dignos; que las casas no sean unas chozas; que el circo de una cultura para la “gilada” no dilapide más recursos; etcétera.

Es larga la lista. Pero para un pueblo creyente y fervoroso, éste santo vale oro. Mientras cumpla con los milagros las oraciones no serán insultos. Pero cuidado, hasta el más fanático de los mortales desconfía de los dioses que el marketing crea. Y en silencio, cada fiel, ensaya una duda impronunciable: “fuimos engañados, otra vez?”

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