Cincuenta años cumplió el imprescindible puente General Belgrano y, éste hito insoslayable, amerita fijar posición sobre el puente que nos merecemos
La utilidad del Puente General Belgrano es incuestionable y está demostrado en sus cincuenta años de servicio; ahora, ante la realidad de la construcción de un segundo viaducto, es impostergable manifestarnos al respecto de el puente que nos merecemos.
El presente es el punto de partida del futuro. El diseño de ese porvenir no puede excluir a la sociedad en la toma de decisiones. Es cierto que los ciudadanos no gobiernan de manera directa y, consecuentemente, están sometidos a la gestión de aquellos a quienes se eligió para que gobiernen y administren. Para bien o para mal.
Sin embargo, delegar democráticamente en un sistema de gobierno la responsabilidad de administrar, planificar y ejecutar no es un cheque en blanco. Los ciudadanos tenemos derecho a sugerir, manifestar e inclusive cuestionar lo que consideramos es atendible. Sobre todo, cuando las consecuencias de una decisión equivocada podría perjudicar a varias generaciones.
Los gobernantes y los políticos no son eternos. Pasan. Pero cuando se equivocan, la reparación de los daños se pasea en una calesita. Y el círculo que forma ese movimiento repetitivo y vicioso, jamás se aproxima a la virtuosidad.
EL PUENTE QUE NOS MERECEMOS
Está probado que el segundo puente no es una cuestión menor en la vida e historia futura de los ciudadanos de nuestra región.
Un análisis de los antecedentes de la iniciativa y su proyecto, nos remite a septiembre de 1994. Pasaron casi 30 años desde el puntapié institucional. Pero, como está explícito, los egoísmos políticos -mezquinos y obtusos- superaron el interés general.
Quienes tuvieron la responsabilidad y todos los instrumentos a su alcance no estuvieron a la altura de las circunstancias. Ni hace falta que la historia los juzgue porque quedó en evidencia la desidia y la incapacidad. Pero es imprescindible que los ciudadanos tomen en sus manos las acciones que en el marco del derecho puedan ser ejecutadas.
Por eso éste manifiesto que no debe perecer en el intento. Que minuto a minuto tiene que germinar en la conciencia de cada uno de los ciudadanos que otean el futuro con espíritu superador y participativo.
LA VOLUNTAD DEBE AGIGANTARSE
Hasta hacer realidad lo que para algunos es un imposible. Detrás de éste desafío no hay un grupo de personas, están activos y expectantes a la reacción institucional y gubernamental, cientos de miles de ciudadanos de la región, el país y el continente.
Honremos nuestro compromiso de ser y comprometernos como ciudadanos, dispuestos a la superación de los obstáculos que beneficiarán en el futuro próximo a varias generaciones. Sobre todo entendiendo que ésta obra imprescindible e impostergable de infraestructura significa mucho más que un puente.
Queda disponible el contacto con el señor Ing. José Sesma (Ver aquí)
NUESTRO COMPROMISO TIENE HISTORIA
A seguir los links de los artículos en los que PEC abordó la cuestión del Segundo Puente Chaco – Corrientes.
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CUANDO TODO ES PROMESA
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CASI UN CUENTO CHINO
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UN CONJUNTO DE ARTÍCULOS SORE EL SEGUNDO PUENTE
Es cierto que todavía no hemos abordado en profundidad todo lo referente al Segundo Puente que esta gestión nacional comenzó a cristalizar por etapas. Quizá por la inconsistencia de la información disponible que obliga a profundizar en la búsqueda de elementos que nos permitan ser objetivamente concretos y realistas.
O tal vez porque no perdimos la esperanza de que el Segundo Puente se materialice como debe ser FERROVIAL. Estamos a tiempo de aportar un granito de arena. Abriendo nuestro espacio para su opinión.
Mientras tanto, el compromiso, que no es un gesto oportunista sigue en pie. Hagamos el mayor esfuerzo, entre todos, para que ésta obra no sea un paliativo y sí, un instrumento de superación en materia de infraestructura e integración.
