VALDÉS: FUE, PERDIÓ Y VOLVIÓ…

Gustavo Valdés fue por la presidencia de la UCR. Perdió eso y mucho más. Volvió con los pelos de punta

El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, fue detrás de su ambición; se comió una paliza, perdió y volvió. ¿Y ahora? Y ahora tendrá que replantear su proyecto personal de poder.

El mandatario correntino puso toda la carne en el asador para lograr su primer objetivo: ser presidente de la UCR. Pero la aventura fracasó.

En consecuencia, las aspiraciones concatenadas al primer desafío, naufragaron desde el punto inicial de la hipótesis que lo llevaría a concretar otros dos grandes objetivos subsiguientes: ungir a un pariente o representante como su reemplazo en la gobernación en el 2025 y acrecentar volumen político y peso territorial para ser un precandidato firme a la presidencia del país en el 2027.

A TODO O NADA… NADA

En el año del Tigre de agua -2022-, Valdés confió en la mitología china y decidió dar comienzo a su aventura.

Planificó sus felinos movimientos y se dispuso a conquistar sus desafíos. Para eso no escatimó recursos y tiempo.

Puso su gestión provincial en “piloto automático” y comenzó a recorrer la amplia geografía del país que se propuso, gobernaría en el futuro mediato. Las excursiones nacionales tenían dos premisaas: conseguir aliados partidarios y hacerse conocer a nivel nacional.

Transcurrió su 2022 atigrado invirtiendo en promocionarse; apoyando y solventando candidatos en diferentes distritos. Jugó también al anfitrión generoso, recibiendo en su comarca, a cuanto pre candidato y familia se anotara.

NO DEBERÍA IGNORAR EL TRASFONDO DE ÉSTA FOTO (LEA AQUÍ)

Hizo de todo para afianzarse en el 2022 y coronar en el 2023, con la mirada puesta en el 2025 y su mayor sueño a cristalizar en el 2027.

Pero algo falló. No logró superar el primer desafío. Y con ese fallido intento, en cascada se le cayeron sus otros dos objetivos a mediano plazo.

Quizá fue culpa del animal. Al final, Valdés no es Tigre en el horoscopo chino, es nada más y nada menos que un Mono.

VALDÉS, FUE…

Perdió y volvió. A pesar del fanatismo de ciertos escribas pautados que pretendieron explicar lo inexplicable con definiciones como “Valdés perdió y ganó…”.

En el diario de Pepito la ambivalencia reemplaza a la objetividad

Los datos duros son incontestables. Gustavo Valdés perdió en todos lados. Apenas, y vaya a saber cuanto costó, su apoyo a Leandro Zdero en su pelea por la gobernación del Chaco le dio una satisfacción.

Sin embargo, los delegados radicales de la vecina provincia jugaron para Evolución en la elección del Comité Nacional.

Igual posicionamiento asumieron los representantes de Córdoba. A pesar de que en la provincia meditarránea Valdés no solo invirtió recursos en la interna sino que también importó funcionarios como Bee Sellares. Hoy, interventor de Lotería Correntina. El Ente que está reservado como caja de los radicales oriundos de la docta.

El gobernador de Corrientes jugó sus fichas a una pareja simpática. Y perdió. Carolina Losada no coronó en Santa Fe. Su consorte Luis Naidenoff sucumbió en las elecciones de Formosa.

Perdió dentro de su espacio, Juntos por el Cambio, después de haber coqueteado con todos los precandidatos e insistido infructuosamente en nominar una fórmula presidencial única que, logicamente, él pretendía integrar en las PASO.

Volvió a perder en las elecciones nacionales de octubre. Como máximo referente en el territorio, su apoyo a Patricia Bullrich apenas alcanzó para salir segunda. Lo que también influyó en el resultado por las bancas de diputados nacionales, Valdés se encaprichó en una lista única confeccionada a dedo y terminó perdiendo un escaño a favor de La Libertad Avanza.

En la segunda vuelta de noviembre perdió seriedad, sembrando indefiniciones conceptuales que confundieron a su electorado. Lo que no impidió que los ciudadanos correntinos decidieran por sí mismos y volcaran su respaldo a Javier Milei.

SIN PLAN B

Gustavo Valdés fue, perdió y volvió. No queda nada en pié de sus tres objetivos. Alcanzar el primero era el inicio de la prosecución de sus planes.

Le restan dos años más de mandato en la provincia. Los tambores por la interna de la sucesión ya se hacen oír.

La fantasía de una administración ordenada y una gestión ejemplar hace agua ante una realidad inocultable: precariedad institucional, laboral, económica y social.

Su pertenencia a la liga de gobernadores no le suma relevancia. Inclusive, le resta consistencia estratégica, en la insistencia de querer salvar un Juntos por el Cambio que ya feneció.

El relato reiterado y quejoso ya no cuaja en medio de la crisis. Mucho menos en su gestión donde los privilegios son predominantes. Ejemplos sobran.

El café comenzó a enfriarse antes de tiempo. El poder de Gustavo Valdés está disminuido a la relatividad de las circunstancias. Y los escenarios para su protagonismo narcisista no pasaron de meros bosquejos. Valdés, ya fue…

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